Ganaron Crawford e Inoue y se recibieron de superhéroes del boxeo
El invicto de Nebraska brindó un show ante el mexicano en Las Vegas y se quedó con todos sus cinturones. Lo del japonés no fue tan brillante, pero sí muy serio.
El gran fin de semana del boxeo dio para todo. Pelearon dos de los tres mejores campeones del momento y fueron noticia. En la madrugada del domingo, Terence Crawford le dio una clase magistral al mexicano Saúl «Canelo» Alvarez en Las Vegas, le infligió la tercera derrota de su carrera y se alzó con la cuádruple corona del peso supermediano (76 kilos). Horas más tarde y en Nagoya (Japón), Naoya Inoue retuvo sus cuatro títulos en el peso supergallo (55,324 kilos) ganándole todos los rounds al retador uzbeco Murodjon Akhmadaliev, extendió su invicto a 31 combates y sumó su 24º triunfo consecutivo en peleas por campeonatos del mundo.
También Crawford hizo historia en los números. Por tercera vez en su campaña de 42 peleas sin perder, se consagró campeón unificado (antes lo fue como superliviano en 2017 y como welter en 2023), anotó su quinto título del mundo en cinco categorías diferentes (liviano, superliviano, welter y supewelter) e igualó la línea de tres gigantes como Sugar Ray Leonard, Thomas Hearns y Floyd Mayweather. Desmintiendo de paso a sus 37 años aquel viejo adagio del boxeo que dice que «el más grande siempre le gana al más chico». Para este pleito sostenido ante 69.921 espectadores en el Allegiant Stadium de la capital del estado de Nevada y promovido por el jeque saudita Turki Alalshikh y el magnate estadounidense de las artes marciales mixtas Dana White, Crawford debió subir dos categorías y casi siete kilos de peso. Pero lo compensó con su talento y dos armas siempre eficaces: las piernas y el jab.
Canelo dominó la primera mitad del combate más por el planteo especulativo de Crawford que por sus méritos auténticos. Pero cuando del sexto en adelante, el zurdo estadounidense puso en marcha su maquinaria, la pelea se cayó inexorablemente para su lado. Con la derecha en jab y cross siempre punzante y lanzada desde los ángulos diferentes que fue logrando con la agilidad de sus piernas, el estadounidense le tatuó la cara a golpes al mexicano que no pudo recuperar el mando. Su rostro enrojecido e inflamado resultó la mejor explicación de lo que le sucedió.
Saliendo a los costados, pegando con claridad y precisión y volviendo a salir, Crawford terminó haciéndose un picnic. Predominó por la velocidad de sus manos. Pero también por la cantidad que tiró y por el manejo que hizo de los tiempos y las distancias. Fue un auténtico tutorial del boxeo entendido como arte, estrategia y destreza, no como mera exposición de la fuerza bruta. Dos jurados dictaminaron 115/113 en coincidencia con los guarismos de Página/12. El restante dio 116/112. Nada para objetar.
«No estoy aquí por coincidencia, Dios me trajo hasta aquí. No sé si será mi última pelea, tengo que hablar con mi equipo. Solo quiero dar gracias a todos los que me apoyaron, y también a los que no”, declaró Crawford que después de haber recibido alguna vez un balazo en un garito del bajo fondo de Omaha (Nebraska) recompuso su vida para llegar, veinte años mas tarde, a lo más alto del boxeo. Canelo también habló sobre el ring: «Una derrota no me define. Hice lo que tenía que hacer y, al final de cuentas, vine a la vida a tomar riesgos y a ponerme a prueba» dijo y agregó que «si lo hacemos otra vez sería genial. Me siento fuerte y le doy crédito a Crawford por la victoria”.
Lo de Inoue no resultó tan brillante. Acaso porque después de haberse ido a la lona en su pelea anterior ante el texano Ramón Cárdenas, decidió correr menos riesgos y trabajar sobre seguro. Sin desbocarse por noquear, construyó round por round, una victoria sólida, con manos certeras al cuerpo que fueron carcomiendo a Akhmadaliev. El uzbeco jamás encontró la manera de sobreponerse al dominio técnico y mental de Inoue y se fue desinflando a medida que fueron pasando las vueltas de una pelea que no tuvo grandes picos emotivos porque siempre quedaron en evidencia los roles de dominado y dominador.
Los jurados dictaminaron 117/111 y 118/110 dos de ellas en favor de Inoue. Página/12 le reconoció al japonés todos los rounds 120 a 108. Más que suficiente para cerrar un gran fin de semana de boxeo puro en el que Crawford e Inoue, cada uno con lo suyo, dejaron muy en claro por qué, junto con el ucraniano Olkesandr Usyk, cuádruple campeón de los pesados, son los superhéroes del boxeo actual.