River volará este martes a las 16 en chárter desde Ezeiza rumbo a Guayaquil, donde hará escala un día para luego viajar a Quito el mismo miércoles para jugar ante Independiente del Valle en los 2.850 metros sobre el nivel del mar de la capital ecuatoriana. Es una logística compleja, que demanda muchas millas, unos cuantos check in en distintos aeropuertos: todo un esfuerzo en sí mismo, sin contar los 90 minutos de un partido clave para el futuro del equipo en el grupo de la Copa Libertadores. Esa palabra, “esfuerzo”, es la que le da vueltas en la cabeza por estas horas a un Marcelo Gallardo que debe gestionar las cargas y las energías con un nivel de detalle muy grande considerando la exigencia física particular que puede dar cada jugador, el rodaje anterior, los antecedentes de lesiones musculares y, sobre todo, el balance en términos de relevancia entre un juego clave como el de este miércoles a las 21.30 y el del domingo, un torneo en sí mismo, contra Boca en el Monumental.
Gallardo, ante el desafío de «gestionar cargas». Foto: Fernando de la Orden
En eso anda el Muñeco, pensando si rotar, si rotar un poquito, si rotar mucho, o nada en un momento crucial del semestre en el que se juega mucho: esta semana estaba marcada con un círculo rojo en el calendario.
En principio, por lo que dejó entrever MG tras la goleada a Gimnasia, la idea del entrenador es llevar un equipo con base de titulares a Ecuador, contemplando el desgaste y las posibilidades físicas de algunos de sus futbolistas, en todos los sentidos. Por caso, es más que posible que Enzo Pérez a sus 39 años descanse pensando en que ya es un desafío muy alto jugar dos partidos de tanto esfuerzo con tan pocas horas de diferencia, con tantas horas de vuelo y con la altura de por medio: en ese caso, Gallardo podría optar por armar una mitad que releve al líder sosteniendo a Simón y Castaño y acaso agregando a un Aliendro que entró muy bien -gol incluido- en el Bosque. Hacia adelante, jugadores frescos físicamente como Colidio y Mastantuono parecen fijas, y el CT deberá decidir qué hace con un Driussi que está en levantada, que volvió a mojar el viernes, pero que al mismo tiempo sigue en un período de adaptación y viene de recuperarse de un desgarro: si el deté opta por reservarlo para el clásico (contemplando, claro, que Borja aún sin molestias no llega al 100%), tendrá un problema para elegir entre un Subiabre que aún no tiene juegos como titular en Libertadores, un Tapia que físicamente parece más apto para un duelo en la altura pero que viene relegado, o armar un esquema distinto sumando un quinto volante con tendencia ofensiva como podría ser Giuliano Galoppo.
El plantel de River en el Monumental. Imagen: prensa River.
Atrás, con un Armani inamovible en el arco, también habrá que tomar decisiones: Bustos da garantías físicas para pensar en cuidar a Montiel, Casco podría reaparecer por la izquierda para relevar a un Acuña que requiere una gestión de cargas especial, y entre Pirez, Pezzella y Martínez Quarta el Muñeco armará la zaga, pensando si arriesga o no a los dos titulares o solo a uno de ellos.
Son horas decisivas, que explican también la decisión inicial del propio Gallardo de formar un plantel profesional largo: son muchos los partidos que tiene River por delante y por lo tanto las variantes también tendrán que estar a mano para seguidillas como esta, que termina con un partido que puede cambiar el panorama anímico del semestre como es el duelo con Boca. ¿Rota Juniors?
El Muñeco arma el equipo. Foto Maxi Failla
El probable 11 de River para enfrentar a Independiente del Valle
Armani; Montiel/Bustos, Pezzella/Pirez, M. Quarta, Casco; Aliendro, Castaño/Galoppo, Simón; Mastantuono; Colidio, Driussi/Galoppo. DT Marcelo Gallardo.