BALLESTEROS SUD (Enviado especial).- Las parvas de ladrillos quedaron en medio de un barrial blando y pegajoso. Ahí, como en varios sectores, buscan los perros y los rescatistas algún rastro de Lian Flores, de 3 años, que desapareció el sábado pasado a la tarde. Su padre, Elías, va de un lado a otro con los bomberos y agentes. Este hombre de origen boliviano, que está hace cuatro años asentado en una comunidad de cuatro familias, que se dedican a la fabricación de ladrillos, en Ballesteros Sud, repitió este martes a la mañana que la desaparición de un hijo pudo tener que ver con una “venganza”. También usó la palabra “envidia”. ¿A quién se refería? A uno de sus vecinos, pero para los investigadores aún no hay nada gravitante, que pueda generar una pista concreta. “Estamos buscando a Lian. Esa es la prioridad. Después vamos a ver qué pasó”, sostuvo el ministro de Seguridad de la provincia de Córdoba, Juan Pablo Quinteros. Aún no está claro si la causa, que se tramita en Bell Ville, pase a la justicia federal. Por ahora, esto está en el aire, porque no hay una hipótesis firme».
Este martes Interpol activó una alerta amarilla a nivel internacional para recabar información de otras agencias sobre el paradero de Lian Flores. El alerta Sofía también está activado desde el domingo, que tiene un radio de acción en todo el país. Los investigadores buscan a una curandera que llegó desde Perico, Jujuy, los días previos, y que el fin de semana se fue a visitar a otra comunidad boliviana de Alta Gracia. Se busca a esta mujer porque el padre de Lian le escribió un mensaje que decía: “Pueden venir a buscarlo”. No está claro qué.
En ese campo, donde cuatro familias producen ladrillos desde hace cuatro años, esta comunidad boliviana vive de manera muy precaria. Están allí porque el dueño del campo les cobra el alquiler del predio con ladrillos. A pesar de que fabrican un insumo clave en la construcción, las casas son precarias.
Lian dormía con sus cinco hermanos en una misma habitación, donde también descasan sus padres. No tienen un baño con las mínimas condiciones, ni siquiera hay un inodoro. Esta precariedad también se cruza con una forma de vida distinta, con otras costumbres.
A diferencia del caso Loan Peña, y después de los errores que tuvo la investigación y las tareas de rescate, las autoridades cordobesas actuaron con celeridad y buscaron imponer protocolos de búsqueda inmediatos con una estructura especializada de la policía de Córdoba, a la que se sumó después la Policía Federal y el Ejército. La prioridad, además, fue asegurar elementos claves para las pericias. Se secuestraron diez celulares de la familia de Lian y tres camionetas. El ministro Quinteros dijo que se está investigando el hallazgo de un short que se debe verificar si pertenece a Lian. El funcionario rechazó la versión que apuntaba que los rescatistas habían encontrado un pantalón corto en un campo cercano.
Hasta ahora no hay ningún elemento que indique que las tensiones en esa comunidad de cuatro familias puedan haber influido en la desaparición. Pero eso no quiere decir que se descarte. “Están todas las hipótesis abiertas”, afirmó una fuente de la investigación. Se espera que la profundización de las pericias aporten alguna evidencia. Lo que llama la atención a los investigadores es que las mujeres de la comunidad no aparecen, y están encerradas en sus casas.
Los padres de Lian declararon que su hijo desapareció entre las 15 y las 17 del sábado. Ellos se fueron a dormir la siesta y dijeron que el niño se quedó jugando debajo de un viejo tractor. Cuando se levantaron, según testificaron, el pequeño no estaba. Lo buscaron por la casa y las inmediaciones y recién dos horas después, a las 19, avisaron a la policía al llamar al 101. Recién a las 20.15 se dirigió al lugar una patrulla rural de la policía cordobesa. Una hora después, un grupo de bomberos de Bell Ville y agentes de la fuerza de seguridad provincial empezaron a buscar al niño, y un grupo de la policía científica tomó las primeras muestras para posibles pericias.
La familia vive en el borde de la zona urbana de Ballestero, una localidad ubicad a 170 kilómetros de Córdoba, cuya economía pasa por la producción agropecuaria. En la casa donde vive Lian, junto con otros cinco hermanos, hay hornos de ladrillos. La búsqueda es minuciosa en este sector, donde también hay pozos de donde se saca la tierra para fabricar los ladrillos.
La familia de Lian sobrevive con esta actividad, que muchas veces es cuestionada por el daño ambiental que provoca. Se usa muchas veces basura para quemar los hornos. El olor es intenso en esa zona. La preocupación más acuciante durante el fin de semana fue el intenso calor, que mermó este lunes y le siguió una fuerte lluvia el martes.
Desde el domingo los patrullajes se profundizaron sobre un radio de unos 1200 metros de la casa de los padres de Lian. Un helicóptero realizó observaciones en la zona y también se usaron drones. Durante la tarde del domingo se declaró el alerta Sofía en todo el país y arribó a la escena de la desaparición personal de la Policía Federal, y luego desembarcaron en este pueblo efectivos de Gendarmería y del Ejército argentino.
El correr de las horas sin que el niño aparezca empezó a sumar desesperación por el niño de tres años. Los vecinos del lugar contaron que el sábado vieron una camioneta blanca con los vidrios polarizados transitar por la zona. El fiscal general Juan Manuel Delgado dijo que no se descarta ninguna hipótesis, una frase que acostumbran a ensayar los funcionarios judiciales, pero que en este caso se ajusta a la situación. Porque no hay elementos, aunque lleven a que se trace una versión sólida sobre lo que pudo haber ocurrido.
El fiscal explicó que durante las primeras horas se incautaron diez teléfonos celulares que pertenecen a los familiares de Lian y también se secuestraron tres camionetas. El ministro Quinteros dijo además que “hay cámaras de seguridad que están siendo analizadas tras su secuestro”.
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