En un escenario económico «tranquilo», y las perspectivas que se abren para el precio del dólar e inflación en los próximos meses, iProfesional dialogó con Jorge Colina, economista de IDESA.
Este analista, con formación de Master of Art in Economics en la Universidad de Georgetown y Master en Finanzas de la Universidad de Amsterdam (Holanda), sostiene que «la normalidad todavía está muy lejos».
De hecho, reflexiona sobre cuál debería ser el nivel del dólar «ideal» y la discusión que se abre sobre ese tema, y una de las claves que requiere el Gobierno para poder salir del cepo cambiario: «No pasa por sumar reservas, sino que la clave es que la gente quiera pesos», dice.
-El riesgo país se encuentra a la baja, desciende el precio del dólar y lo mismo la inflación: ¿llegó para quedarse esta normalización?
-La decisión mostrada y probada por el Presidente y su ministro de Economía para generar el equilibrio fiscal y el ordenamiento monetario permitió tomar el control de una situación inflacionaria que estaba descontrolada. Ayudó también la coalición que se formó en Diputados entre los libertarios y los de centro derecha y el alineamiento de varios gobernadores a colaborar en el Senado.
Cuando asumió el Presidente todos se preguntaban cómo iba hacer para gobernar en minoría, pero logró también controlar esta variable política.
De todas formas, que hayamos pasado lo peor del temporal inflacionario no debe llevar a olvidar que la normalidad todavía está muy lejos. Caso concreto, el riesgo país en 800 puntos es bajísimo al lado de los 2.000 que estaba antes, pero igual es altísimo al lado de los 100 y 200 puntos de los países vecinos.
Las distorsiones tributarias que castigan e impiden la producción siguen intactas y estas distorsiones tienen que ser eliminadas teniendo en cuenta que involucran a las autonomías tributarias provinciales y municipales. Sin revisar esto, es incrédulo pensar que pasada la inflación llega automáticamente la hora de la producción.
Hay que encarar un nuevo acuerdo de coordinación tributaria entre la Nación y las provincias para transformar la integralidad del sistema tributario argentino en algo virtuoso para la producción y para las arcas de los tesoros nacional y provinciales.
-El precio de los dólares libres se ubica debajo de los $1.200 hace semanas, ¿qué puede ocurrir con el tipo de cambio en las próximas semanas?
-El dólar está en este valor, luego de haber alcanzado los $1.500, porque vino el blanqueo con el requisito de depositar las divisas en el sistema bancario y por una clara expectativa a la baja de la inflación. Ambas cosas hicieron que inversores y la gente estén más preocupados por blanquear los ahorros en dólares que por acumular más dólares, por ahora.
Ahora se va la primera etapa del blanqueo, que es la más atractiva, y la gente se va de vacaciones al exterior. Con un dólar tarjeta en $1.600 y un dólar cash en $1.200, es de esperar que la gente demande dólares cash haciendo aumentar el paralelo.
-Sobre ese tema, ¿piensa que está atrasado el precio del dólar?
–El atraso del tipo de cambio siempre es relativo. Es decir, está atrasado para los menos competitivos, pero no lo para los más competitivos. Para un industrial del Conurbano que produce bienes de consumo doméstico pagando 21% de IVA, 3% sobre las ventas de Ingresos Brutos y otros 3% sobre las ventas de tasa de industria y comercio municipal, 50% de cargas sociales por trabajador más 5% de aportes sindicales, más todos los sobrecostos de mal funcionamiento del transporte y la inseguridad rampante, un tipo de cambio a $1.000 o $1.200 para importar, sí; está atrasado.
Pero para una empresa agroindustrial cerca del puerto de Rosario con mercado exportador, el dólar no está atrasado.
El Gobierno está en la tesitura de que el tipo de cambio oficial será estable sin inflación, y que en base a eso debe sobrevivir el actor eficiente que pueda producir a este tipo de cambio. El tema es que, mientras el eficiente está ocupado en producir, los ineficientes están ocupados en hacer lobby y campañas masivas de comunicación para instalar la idea del atraso cambiario.
Una historia que ya se vivió en la década de los ’90 y que terminó con devaluaciones y vuelta a la inflación a partir del 2002, para ahora aspirar a recrear la década de los ‘90. Bueno, así es la Argentina.
-El Gobierno suma reservas a diario, ¿alcanza solo con eso para salir del cepo?
–No pasa por sumar reservas, sino que la clave es que la gente quierapesos. O sea, que aumente la demanda de los argentinos por los pesos. Concretamente, que se ahorre en pesos, en lugar de dólares. Para esto hay que erradicar la inflación y generar negocios sostenibles con rentabilidades positivas en moneda nacional.
-El IPC fue de 3,5% en septiembre y se estima que en octubre fue aun menor, ¿qué puede suceder con la inflación en los próximos meses?
-El mercado espera que se mantenga en ese nivel en los últimos meses del año. En tanto, el Gobierno busca que se acerque a 1% mensual. El tema es que en una estampida inflacionaria suben primero, y fuerte, los bienes; y luego, cuando estos precios se calman, los valores de los servicios buscan recuperarse de la ventaja que le sacaron los bienes. Es decir, hay ajuste de precios relativos, se llama en economía.
En resumen, los servicios no terminaron de ajustarse, por eso es que es difícil elegir entre 1% o 3% a la hora de predecir.
-¿Qué piensa que ocurrirá en los próximos meses en la economía?
–Un escenario posible es que el dólar paralelo se vuelva a ir arriba, lo cual va a abrir la brecha cambiaria y aumentar las dudas de salir del cepo al tipo de cambio oficial actual. Habrá que ver. No es lo mismo salir del cepo con una brecha del 20% que se mantuvo estable durante un tiempo, que hacerlo con una brecha del 50% e inestable.-