El diente de león, esa flor amarilla que muchos identifican como maleza y que suele aparecer en jardines y campos, tiene propiedades medicinales que han sido reconocidas desde la antigüedad. Aunque comúnmente se la ve como una hierba no deseada, esta planta es mucho más que un adorno silvestre: su consumo en infusiones ofrece beneficios que apoyan la salud digestiva, la piel y la fortaleza del sistema inmunológico.
Conocida científicamente con el nombre Taraxacum officinale, esta es una planta perenne de la familia de las asteráceas, conocida en muchas culturas por sus usos medicinales. Sus flores amarillas son familiares en prados, jardines y bordes de caminos, lo que llevó a que se le catalogue como “maleza” en muchos lugares. Sin embargo, cada parte es comestible y se utiliza en diferentes formas.
De acuerdo con la revista de ciencia El Sevier, desde tiempos de la Antigua Grecia, las propiedades medicinales del diente de león han sido reconocidas y, en la medicina tradicional china, también ha sido valorado como un tratamiento natural para problemas digestivos y como un tónico para la sangre. Su uso se extendió a diversas culturas, donde se emplea en tés, extractos, ensaladas y otros, como remedios caseros.
Los tés elaborados con diente de león, particularmente con sus hojas y raíces, contienen múltiples propiedades que promueven la salud. Según Cleveland Clinic, algunas de estas ventajas están respaldadas por investigaciones modernas que destacan los siguientes beneficios:
Cómo preparar té de diente de león en casa, paso a paso
Preparar una infusión de diente de león es sencillo y puede realizarse con diferentes partes de la planta. Solo se requiere de dos ingredientes y en pocos minutos se podrá disfrutar de sus propiedades.
Ingredientes:
Instrucciones:
Este té se puede consumir de una a dos veces al día para aprovechar sus beneficios. Sin embargo, se recomienda no excederse y consultar a un profesional si se padece alguna condición médica.