Un simple paseo por los Alpes inspiró un invento que revolucionó industrias y generó millones, demostrando que la naturaleza es una gran maestra.
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A lo largo de la historia, grandes inventos surgieron por observar la naturaleza. Desde la invención de los aviones inspirados en el vuelo de los pájaros hasta sistemas de navegación basados en el radar de los murciélagos. Estos avances generaron millones en ingresos, y uno de ellos nació de una simple caminata con un perro en los Alpes suizos.
El ingeniero Georges de Mestral es el nombre detrás de uno de los inventos más usados y conocidos en la actualidad: el velcro. Lo que parecía una molesta caminata llena de cardos adheridos a la ropa y al pelo de su perro terminó convirtiéndose en una idea brillante que revolucionó la industria textil y otras más.
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Velcro, el invento de uso cotidiano que sigue vigente y genera millones en ingresos.
Cómo se creó el velcro
La historia del velcro comienza en 1941 cuando el ingeniero suizo Georges de Mestral, tras una caminata con su perro, se encontró con una peculiaridad: varios abrojos se le habían quedado pegados a la ropa. Intrigado, decidió investigar más a fondo sobre cómo estos pequeños cardos se adherían con tanta facilidad.
El inventor utilizó un microscopio para examinar los abrojos y descubrió que estaban cubiertos de pequeños ganchos, capaces de adherirse a cualquier superficie con bucles, como la ropa o el pelo. Con esta idea en mente, pensó en replicar el mecanismo de manera artificial y así crear un sistema de cierre que fuera cómodo y reversible.
Sin embargo, el camino hacia la producción no fue sencillo. Aunque logró confeccionar unas primeras tiras de algodón, el material se desgastaba demasiado rápido. Fue entonces cuando recurrió al nailon, un tejido sintético recién inventado, que resultó ser mucho más resistente y adecuado para su proyecto. De Mestral pasó años perfeccionando el proceso y buscando la manera de fabricar los ganchos de manera industrial.
Finalmente, en 1955, patentó su invento bajo el nombre de «velcro», una combinación de las palabras «velvet» (terciopelo) y «crochet» (gancho) en francés. Al principio, su invento no tuvo una gran aceptación comercial, pero todo cambió cuando la NASA lo utilizó en los trajes espaciales para facilitar el uso de los voluminosos atuendos. A partir de ahí, el velcro se popularizó en diversas industrias.
Con el tiempo, el velcro se convirtió en un producto indispensable, siendo utilizado en ropa, calzado, accesorios, y hasta en equipos de seguridad. La visión de Georges de Mestral, inspirada en la naturaleza, sigue presente hoy en día en innumerables usos prácticos.