Podría decirse que por estos días Todd Phillips es el director del momento. Detrás de su firma está por reproducirse una de las películas más esperadas del año. Y, si bien la expectativa es total, estamos ante ese momento bisagra en el que, o bien estamos ante la cúspide anual o ante una decepción. Todo se sabrá dentro de unos pocos días cuando, en el marco del Festival de Cine de Venecia, tenga su estreno mundial ‘Joker 2’ o ‘Folie à deux’. Fue en ese mismo festival, donde ganó el León de Oro con –la primera– ‘Joker‘.
Todd Phillips es un director ciclotímico. Hasta la irrupción de su Joker, era conocido por The Hangover, traducida como ¿Qué pasó ayer?, básicamente la historia de una despedida de solteros que se desmadra y deviene en una amnésica resaca. Lo que podría ser leído como un chiste largo que funcionó, se convirtió en una suerte de saga del descontrol, consagró a Zach Galifianakis y le dio visibilidad a Bradley Cooper.
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Quizás parte del público haya naturalizado que un director pueda pivotear entre varios registros, pero si uno ve de corrido esas comedias y luego pone el Joker, tiene que estar preparado para el repentino viraje hacia las referencias al cine de los ’70 y una intensa indagación en la salud mental de un protagonista conflictuado. La saga ¿Qué pasó ayer? tiene más que ver, ciertamente, con Old School, traducida como Aquellos viejos tiempos, una película suya del 2003 o su adaptación de Starsky & Hutch, protagonizada por Owen Wilson y Ben Stiller.
Las películas de Todd Phillips, por lo general, funcionan. Si bien el nombre todavía no se impone en las primeras planas, su obra recauda (se calcula un total de 3.200 millones de dólares)y ahora se acostumbró a las pasarelas rojas prestigiosas. “¿Por qué hacer algo si no te genera adrenalina?” se preguntó en una reciente entrevista concedida al medio Variety, Todd Phillips, director. Y amplió: “Soy adicto al riesgo. Quiero decir, te mantiene despierto por la noche, hace que se te caiga el pelo… Pero es el sudor lo que te hace seguir adelante”.
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Las secuelas son siempre un desafío. De por sí, el acercamiento al antagonista de Batman que fue la película del 2019, dividió las aguas. En aquel retrato audaz, Joaquin Phoenix encarnó a un Arthur Fleck perturbado y extraviado, con anhelos artísticos y corazón roto. Ligeramente corrido del maniqueísmo propio de la narrativa mainstream norteamericana, este Joker era, además de un célebre criminal, una víctima del sistema, capaz de reunir a los oprimidos de Ciudad Gótica. Luego de cosechar adeptos y críticos punzantes, la película le valió a Phoenix un Oscar a mejor actor. La Academia volvía así a ponderar una interpretación del famoso villano maquillado de payaso. «La pregunta fue: ‘¿Cómo podemos superarnos a nosotros mismos?‘», dice Todd Phillips. “Y sólo podés lograrlo si hacés algo arriesgado. Pero había días en el set en los que mirabas a tu alrededor y pensabas: ‘¡Mierda! ¿Qué hicimos?’”
Lo que pasa es que el director se tomó en serio la idea de superarse a sí mismo mediante la toma de riesgos y, en esta oportunidad, la decisión fue darle un protagónico a la música. Y, para mayor coherencia fue contratada Lady Gaga, quien da vida a Harleen Quinzel. En abril, Phillips tuvo que salir a aclarar que no se trataba de un musical. “Nunca hablamos de ella como tal», esclarecía el director durante la presentación de Warner Bros. en la CinemaCon 2024, según publicó Entertainment Weekly. «Es una película en la que la música es un elemento esencial. Para mí, no se distancia demasiado de la primera”.
Respecto a la valentía del viraje formal de la película, Lady Gaga opinó: «Todd dio un gran giro con todo este concepto y con el guion, dándole a la secuela de ‘Joker‘ esta audacia y complejidad». Y apuntó: “Hay música, hay baile, es un drama, también es un drama judicial, es una comedia, es feliz, es triste. Es un testimonio de (Todd) como director, que prefiere ser creativo antes que contar una historia de amor tradicional”.
Una de las cuestiones que también generó cierto revuelo fue el presupuesto de la cinta. La situación es esperable: el directo enfrentó el desafío de contar la historia del Joker con una impronta oscura, casi lúgubre, y salió victorioso. La primera entrega costó 60 millones de dólares y el director confiesa que la nueva fue más cara. Pero impugna que los 200 millones de dólares de los que se habló son absurdos y reclama: «Leí estas historias y parece que están del lado de las corporaciones multinacionales», dice Phillips. “Dicen: ‘¿Por qué cuesta tanto?’ Suenan como los ejecutivos de Hollywood. ¿No debería la gente estar contenta de que les hayamos sacado este dinero y lo hayamos usado para contratar a un equipo de filmación que así puede alimentar a su familia?». A pocos días del estreno de ‘Joker 2‘ en el Festival de Venecia, el horizonte promete atención.