lunes, 25 noviembre, 2024
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Una búsqueda permanente de estar en otro lugar

Mientras la Tierra se incendia, cuatro mujeres continúan con su labor parlamentaria en una nave espacial que orbita el planeta. A esta altura de las circunstancias, la parodia no resulta tan exagerada. El mundo se ha vuelto un lugar hostil y extraño, ya casi nada sorprende tanto. Y Parlamento, la nueva obra teatral de Piel de Lava, se hace cargo de esa extravagancia que hoy parece moneda corriente. Después del sensacional éxito de Petróleo, una obra que saltó del teatro público (el Sarmiento y el San Martín) al circuito comercial de la calle Corrientes, giró por el país y el mundo, tuvo más de 400 funciones y unos 85 mil espectadores (una cifra impresionante para una producción de un grupo que se consolidó en el contexto del teatro alternativo), Valeria Correa, Elisa Carricajo, Pilar Gamboa y Laura Paredes montaron una investigación performática en la sala ArtHaus Central y ahora estrenan el 13 de agosto a las 20:30  en el Teatro Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857, CABA) una versión más pulida de su nueva propuesta teatral. Las funciones serán los martes de agosto y septiembre a las 20:30, las entradas cuestan 18 mil pesos y se consiguen en Plateanet, Ticket BsAs y en la boletería del Picadero).

“Parlamento es para nosotras un alivio –dice Laura Paredes, sobre esta obra que incorpora la novedad de un integrante más en escena, el músico Zypce, encargado del diseño sonoro y con un rol muy importante en escena–. Sobre todo porque de alguna forma confirmamos que después de Petróleo podíamos hacer lo que se nos diera la gana en términos estéticos. Que se podía volver con mucha comodidad a un teatro más de cámara, que es el que nos convoca desde siempre. Y que podíamos estrenar una obra que fue encontrando su forma final con el público. Es difícil entender cómo se sigue después de una obra que fue tan central para el grupo como Petróleo, y la respuesta a esa pregunta nos sorprendió riéndonos y metiéndonos en problemas, como siempre. Cuando arrancamos el proceso, no teníamos claro el dispositivo escénico. Fue apareciendo en los ensayos y con el trabajo en colaboración con el escenógrafo Rodrigo González Garillo, que ya es un socio creativo e indispensable para la compañía desde Petróleo. Tratamos de encontrar un dispositivo que reuniera dos mundos: el de la política y el de, por llamarlo de algún modo, la ciencia ficción”.

Además de la escenografía, Rodrigo González Garillo es el encargado del vestuario de Parlamento, mientras que la iluminación de esta puesta, sin dudas la más ambiciosa de la historia de Piel de Lava, es de Santiago Badillo. Valeria Correa asegura que una de las premisas del grupo al empezar un proceso nuevo es no repetirse. “Y así y todo es emocionante ver cómo van apareciendo de forma muy orgánica e inconsciente algunas cosas iguales a otras obras que hicimos –sostiene–. Después del éxito de Petróleo queríamos sentir que seguimos experimentando en lugar de quedarnos con una supuesta fórmula. La dirección que dejó marcada la brújula de Parlamento es esa: irnos muy arriba en el desparpajo grupal, sentir que eso se celebra como gesto en sí mismo”.

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En Parlamento, el humor aparece otra vez como un ingrediente fundamental de la propuesta de Piel de Lava. “Es un modo grupal de mirar el mundo –remarca Elisa Carricajo–. Aunque esta obra es un poco más grotesca en algún sentido, creo que igual es un humor que no se produce por burlarse de lo que trae, sino porque nos mete en problemas como actrices que intentan dibujar en el escenario aquello que nos conmueve del mundo. Es una obra muy distinta a las anteriores, pero a la vez todas las que hicimos son distintas entre sí. En fin, creo que hay continuidad, hay timonazo y hay hipótesis de cosas que podrían crecer en el futuro, un poco de todo…”.

Pilar Gamboa recuerda lo que pasó después de una función de Parlamento en el prestigioso Festival Santiago a Mil de Chile: “En una charla posterior a una función, una espectadora nos dijo que la emocionaba ‘lo estudiantil’ que tenemos a la hora de trabajar. Para mí fue muy revelador escuchar eso. Parlamento confirma que nos gusta pasarnos un poco de la raya en términos de poner el cuerpo al servicio de lo lúdico y, por qué no, del ridículo. Ser siempre unas niñas, con la desfachatez de una estudiantina que arriesga porque en esta década de los 40 años largos largos y cómodos que atravesamos ya no hay nada que perder”. En el origen de Parlamento hay una serie de pruebas que Piel de Lava puso en marcha entre diciembre de 2022 y febrero de 2023, durante la residencia que ArtHaus le propuso al grupo. “Trabajamos sobre dos ejes: el aspecto sonoro y lo parlamentario como un mundo a indagar –explica Correa–. Nos llamó la atención la aparición de formas más radicales de representación o performance en los Parlamentos en todo el mundo, en paralelo al crecimiento de las ultraderechas y los discursos de odio. El vaciamiento del protocolo democrático de representación, el conflicto como estrategia para eludir el diálogo… No pensamos en Argentina en particular, lo vimos como algo mundial. Cuando empezamos a probar, apareció muy pronto el humor, cierta tensión entre sostener todo lo burocrático y las estrategias performáticas para impedir que, por ejemplo, una votación avance”. 

Imposible no relacionar este nuevo trabajo de Piel de Lava con el nuevo clima de época: cataratas de odio en las redes sociales, políticos que conquistan en base al exotismo y la radicalización de ideas ultraconservadoras que hasta no hace mucho parecían un recuerdo gris del pasado. Trump, Bolsonaro, Orban, Meloni, Milei… Los ejemplos se multiplican día a día. “Nosotras empezamos observando lo que pasa en muchos Parlamentos europeos porque veíamos muchas mujeres (tal vez hasta mujeres a las que los movimientos feministas habían empoderado) sosteniendo discursos antiderechos –revela Carricajo–. Algo de lo bizarro que aparece en la obra ya estaba ahí. Por otra parte, esas mujeres (Meloni, las de Vox en España, las bolsonaristas en Brasil, etc.) tienen más o menos nuestra edad. Primero probamos con pelucas, pero después nos dimos cuenta de que estaban cerca nuestro, de que era cuestión de peinarse y ponerse un traje y ya nos parecíamos a ellas. Y ahí surgió algo muy divertido. Pero no pensamos en Milei. No lo estudiamos ni a él ni a las personas que lo acompañan. Primero no creímos posible que fuera a ganar la presidencia (como muchas personas). Fuimos diversificando las referencias y a la vez generamos nosotras mismas ficción a partir de todo eso. No queríamos que la obra sea simplemente reproducir lo que ya vemos afuera todos los días (que también es un mecanismo de ficción muy potente, hay que decirlo). Hay un clima de época sobre el que la obra trabaja, eso está claro. Está en foco cierta forma de hacer política que instala este tipo de personajes. Pero también hay alrededor de esa realidad una búsqueda permanente de estar en otro lugar que la representación o la burla de la referencia. Y ese lugar es la ficción, que siempre inventa un mundo nuevo”. 

Esos mundos alternativos siempre resonaron en la obra de Piel de Lava, como pudo comprobarse en la retrospectiva de los trabajos del grupo que Vivi Tellas organizó en el Teatro Sarmiento en 2018, una bisagra en su historia, que ya tiene más de veinte años. “Fue muy importante esa experiencia –asegura Gamboa–. Por primera vez cobramos un sueldo por nuestro trabajo, lo que nos permitió que sea una prioridad para nosotras. Ese programa de artistas en residencia incluía un seminario para actores, un workshop para todos los que estuvieran interesados en nuestra manera de trabajar. Y eso fue fascinante y muy rico porque pudimos tomar conciencia real de nuestros procedimientos, nuestras formas de crear, nuestra dramaturgia grupal. Haber trabajado todo ese año juntas afianzó nuestro lenguaje, nuestra manera de crear y también nuestro entusiasmo grupal como bandera”.

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