En julio, las empresas exportadoras de granos liquidaron 2.616 millones de dólares, esto representa un aumento del 35.8 por ciento en relación al mismo mes de 2023 y del 32.3 por ciento respecto de junio de 2024. «El mes de julio ha sido el mejor mes del año en ingreso de divisas de la agroexportación», indicó la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
De esta manera, el aporte por las ventas externas de granos y subproductos el agro en los primeros siete meses de 2024 asciende a 13.640.163.390 dólares, marcando un crecimiento del 5.2 por ciento.
«El ingreso de divisas del mes de julio es el resultado del régimen de dólar exportador vigente desde diciembre de 2023, de los precios internacionales, del impacto del clima y plagas sobre el ritmo de cosecha de maíz y soja y de la relación de costos de insumos y granos», explicaron desde CIARA-CEC. Al tiempo que remarcaron que continúan trabajando con altos niveles de capacidad ociosa y que la industria aceitera tiene «márgenes negativos permanentes».
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el complejo oleaginoso cerealero, incluyendo al biodiésel y sus derivados, constituyó el 50.1 por ciento de las exportaciones argentinas en 2023. Con el 12 por ciento del total, la harina de soja es el principal producto de exportación del país. Desde la agroindustria señalan que en la actualidad, las plantas que la producen presentan una elevada capacidad ociosa de alrededor del 70 por ciento. En segundo lugar se ubica el maíz con el 11 por ciento y en el tercero el aceite de soja con el 6,9 por ciento de las ventas al exterior.
Cabe decir que la mayor parte del ingreso de dólares del sector se produce con antelación a la exportación: unos 30 días en el caso de los granos y hasta 90 días en el caso de aceites y harinas proteicas. Asimismo, la liquidación de divisas está influida por el ciclo comercial de los granos, oscilaciones internacionales de precios, retracción de la oferta, volumen y valor proteico de las cosechas, clima, modificaciones regulatorias, barreras arancelarias y para arancelarias del exterior, exigencias fitosanitarias o de calidad de otros países, entre otros factores.