La llegada de una ola de frío polar a la Ciudad y el Gran Buenos Aires puso en tensión al sistema energético y el próximo fin de semana será exigido al máximo por los usuarios. El Gobierno salió a comprar de urgencia combustibles líquidos en el exterior para asegurar el abastecimiento eléctrico y de gas natural para las industrias, en una importación que pagará cara en dólares y de la cual el Tesoro se hará cargo de abonar su costo en pesos con subsidios.
Sin embargo, según calificadas fuentes del sector que prefieren hablar en off the record, entre este viernes y el domingo se podrían reactivar los cortes de suministro de gas a las estaciones de servicio que venden Gas Natural Comprimido (GNC) con contratos interrumpibles y a las industrias. «El sistema va a estar crítico», aseguran quienes conocen el día a día del despacho.
Importaciones de combustibles
Para evitar más inconvenientes, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) convocó a una licitación de 12 cargamentos de combustibles: siete de 50.000 m3 de gasoil y cinco de fueloil por 200.000 toneladas, según informó el portal EconoJournal. Las ofertas se reciben este jueves y el costo rondará los 500 a 600 millones de dólares. Pero ni siquiera los traders están seguros de que habrá suficiente disponibilidad para vender.
Al utilizar estos líquidos, las usinas térmicas liberan gas para que lo use el resto de los usuarios (hogares, comercios e industrias). El costo del gasoil y el fuel oil importado supera los 22 dólares por millón de BTU, mientras que el gas natural de producción nacional y las importaciones ronda los US$ 4,50 a 7 según el lugar en donde se inyecte a los gasoductos.
Un informe reservado que circula en la industria y al que accedió Clarín calcula que en este invierno el Gobierno podría tener que «realizar cortes en las 7 provincias del Norte por cerca del 22% del suministro de gas natural y/o energía eléctrica asociada».
El documento señala que faltan unos 10 millones de m3 diarios (MMm3/d) de gas en el Centro del país por la demora en la construcción de las plantas compresoras Tratayén, Salliqueló y Mercedes del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), que recién estarían habilitadas entre junio y agosto, unos 9 meses después de su fecha original. Aquí también pesaría la indefinición oficial al no contratar un barco regasificador para Bahía Blanca -como el que Excelerate Energy tiene en Escobar, contratado por YPF y Energía Argentina (Enarsa)- para respaldar las operaciones.
En el norte del país habría un déficit operativo cercano a los 2,2 MMm3/d aún si se negocia un acuerdo con Chile para que el país vecino importe gas licuado. Las demoras en la licitación y la construcción del Gasoducto Norte, en la etapa de transición del anterior gobierno al actual, fueron claves para llegar a esta situación.
Los reportes de proyecciones de demanda y oferta del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) indican una caída en la presión –linepack– de los gasoductos. El sistema de TGS operaría el lunes 27 con 25 millones de m3 menos que la presión mínima recomendable, una prueba de la falta de combustibles.
Más gasto en subsidios
En materia de costos, como solo se reconoce una tarifa máxima de US$ 2,90 en gas y $ 44.401 por megavatio-hora en electricidad a los usuarios que ya no tienen subsidios (y apenas el 20% en gas y el 5% en electricidad a los hogares de ingresos medios y bajos), el Gobierno tendrá que destinar subsidios para aportar la diferencia.
Según los datos operativos del sistema energético, el costo eléctrico promedia en estos días los $ 120.000 /MWh, y el sábado tendrían un pico superior a los $ 166.000. Es decir, incluso los usuarios de altos ingresos y las industrias estarían pagando apenas el 25% del precio de generación en un día en el que las temperaturas mínimas del AMBA pueden perforar los 3 grados y la máxima no superaría los 11°.
El costo promedio que estima el Gobierno para todo el trimestre mayo-julio es de $ 82.071 / MWh y esa es una de las razones por las que se suspendieron los aumentos de tarifas este mes: representa un incremento mayor al 80% en el costo mayorista y su impacto en los usuarios finales incidiría en más de un 40%.
Aunque al principio de 2024 el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, recompusieron muy fuerte las tarifas, ese movimiento inicial ya se estaría quedando corto y el gasto en subsidios puede bajar del equivalente a 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) el año pasado a entre 1,4% y 1,5% en el corriente ejercicio, de acuerdo a lo que calculó el economista Julián Rojo.