Llega con una particularidad el primer paro docente exclusivamente dedicado al gobierno de Marcelo Orrego: más que la cuestión salarial, está en disputa el crédito social.
En esos términos lo dejó planteado el martes pasado el secretario general de la Gobernación, Emilio Achem, aquí en Banda Ancha. Es el brazo político de Orrego. Su mano derecha. Su intérprete.
Los gremios todavía no habían anunciado la medida de fuerza, pero Achem ya la esperaba. En ese contexto dijo que ‘hay otro humor social’ y que ‘muchos gremialistas lo han entendido’, pero otros no. Son los que se quedaron en ‘la vieja política’.
El humor social es un misterio y al mismo tiempo es la clave de esta pulseada.
¿Acaso Achem está buscando confrontar con los sindicalistas? ¿Pintarse para la guerra? No parece el caso. Pero tampoco les podría conceder una victoria antes de tiempo. Todavía está por verse el grado de acompañamiento que logren UDAP, UDA y AMET. No solo en términos de adhesión al paro sino, fundamentalmente, a la concentración frente al Centro Cívico.
Al finalizar la jornada habrá una lectura más clara al respecto. De ahí se podrá trazar el futuro inmediato. Si la medida de protesta tuvo un acatamiento contundente, los dirigentes sindicales habrán salido fortalecidos y el gobierno habrá sufrido su primer raspón, en apenas cuatro meses de gestión.
Por eso está en juego el crédito social, más que la cuestión salarial. Orrego pondrá en consideración los esfuerzos realizados para sostener financieramente la provincia frente a la ola de recortes que impuso el modelo libertario. Por el otro, los dirigentes sindicales intentarán encarnar el descontento, antes de que les pase por encima.
Ahí surge la pregunta del millón, que desconcierta a los consultores y los analistas más prestigiosos de la Argentina: ¿cuánto ajuste más está dispuesta a tolerar la gente?
Las encuestas siguen reflejando una aparente contradicción. Prácticamente seis de cada diez personas advierten que están peor económicamente, pero cerca del 50 por ciento banca la motosierra. El sacrificio se convirtió en un valor. Es casi una cuestión religiosa. Primero el purgatorio. Después, con un poco de suerte, llegará el paraíso.
Los secretarios generales de UDAP, UDA y AMET tienen fresco el remezón que sufrieron durante la gestión de Sergio Uñac, cuando el movimiento de los autoconvocados los llevó por delante. Mientras los sindicalistas firmaban el acuerdo con la ministra de Educación Cecilia Trincado, por Whatsapp los maestros se iban a la huelga. Reunieron espontáneamente unas 5.000 personas frente al Cívico. La imagen ya es histórica.
Las cosas están peor en 2024 que en 2023. Los aumentos salariales otorgados han sido discretos. Pero el clima social también es otro. Y ahí radica la clave de este punto de inflexión en la administración de Orrego.
Según Antonio De Tommaso, el gobernador conserva intacto el caudal electoral que le dio la victoria el 2 de julio de 2023. Es decir, tiene un acompañamiento cercano al 50 por ciento. Es muy similar al de Milei.
Sin embargo, no son comparables uno y otro. Mientras el presidente defenestra al Estado y considera a la justicia social como ‘una aberración’, el gobernador puso fondos públicos en cada sector para sostener la economía, para generar un microclima en medio de la zozobra nacional.
Hay un ejemplo concreto que afecta directamente al plano educativo. Milei eliminó en enero el Fondo Compensador Docente (Fonid) y el ítem Conectividad. Fue un recorte salarial, porque ambos conceptos eran parte de la remuneración de los educadores. De inmediato Orrego dispuso abonar todo con recursos provinciales. Tal vez muchos docentes aún no lo sepan, porque en su bolsillo nunca se interrumpió esa transferencia.
Orrego también sustituyó parcialmente los subsidios al transporte público de pasajeros que Nación le retiró a San Juan de un día para el otro. Dispuso un monto importante para reactivar la obra pública, frente al recorte total de partidas nacionales. Lanzó una línea de créditos subsidiados para sostener el empleo en el sector privado, en medio de la recesión brutal.
Aún así, el problema no es el presente. Achem reconoció que, más allá de los pronósticos optimistas de Milei y Luis Caputo, todavía nadie puede afirmar a ciencia cierta que llegará la recuperación en ‘V’. Puede ser una recuperación en ‘U’, es decir, mucho más gradual. O puede venir una ‘L’. Esto es, una depresión crónica. El gobierno provincial se está preparando para la peor de las hipótesis.
Hasta ahora los docentes apuntaron a Milei. Los paros llegaron por convocatoria nacional de la CGT o de la CTERA. Este jueves será una protesta puramente sanjuanina, en rechazo a la oferta salarial hecha en paritaria. Consiste en un 11 por ciento de aumento en el valor índice, más un bono de 35.000 pesos, más la continuidad de Fonid y Conectividad.
Que los sueldos están atrasados es una verdad palpable. Basta comparar el ingreso promedio de cualquier trabajador de la educación con el valor de la canasta básica. Según el INDEC una familia integrada por dos adultos y dos menores necesita arriba de los 700.000 pesos para comer y cubrir necesidades básicas. Esto no incluye el pago de alquiler.
También es cierto que el deterioro de los sueldos es un proceso de largo aliento, que arrancó a fines de 2015 y nunca se detuvo. Los aumentos salariales fueron paliativos frente a una escalada inflacionaria típicamente argentina. Tal vez en esta realidad histórica encuentre su mejor resguardo el modelo del ajuste y la austeridad. Como dice el tango: ‘primero hay que saber sufrir’.
El veredicto, una vez más, estará en la calle.
JAQUE MATE