lunes, 25 noviembre, 2024
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Julián Weich: El argentino tiene un montón de condiciones, pero no nos podemos organizar

“Velorio a la carta” es la comedia de humor negro que protagoniza el actor y conductor Julián Weich, con la dirección de Diego Reinhold en el teatro Regina, los viernes y sábados a las 22.30 y los domingos de abril, suma a las 18 horas. “Me llegó el guión porque Diego me preguntó si quería hacer la obra. No me llegan muchos porque la gente me tiene más como conductor. Lo leí, me maté de risa, me gustó y aquí estoy”, dice Julián, que tiene un público cautivo, que se muestra entusiasta en cuanto se llega al foyer del teatro. 

Se escuchan comentarios sobre él cuando actuaba en la legendaria “Pelito” (1985), la telenovela para adolescentes. Y una pareja sub 60 dice que “parece que fue ayer cuando hacía ‘Sorpresa y ½’”. Con estudios realizados en la Escuela Nacional de Arte Dramático, también hizo teatro con varios maestros. Actuó en “La Banda del Golden Rocket” y “Clave de sol”, “pero cuando estuve en ‘El agujerito sin fin’, aprendí a conducir” agrega, marcando el comienzo de una nueva y exitosa fase. 

En 1994 se convirtió en el primer “Embajador de buena voluntad” de Unicef nombrado en Argentina, y obtuvo el premio Senador Domingo Faustino Sarmiento, otorgado por el Congreso de la Nación, al cumplir 25 años como embajador. En marzo de 2018 ​alcanzó la cima del Aconcagua, como parte de una misión solidaria conocida como Summit Aconcagua.​

“Hice más como conductor que como actor. ‘360’, ‘Sorpresa y ½’ con Maby Wells y con Araceli González trabajamos en dos temporadas de ‘Fort Boyard’. Luego vendría el reality ‘Expedición Robinson’ y más tarde ‘Trato hecho’”, enumera, entre otros proyectos.  

Noticias: ¿Fue por su noviazgo con Micaela Brandoni, la hija de Luis, que sintió el impulso de estudiar teatro?

Julián Weich: Sí, claro. Aunque yo empecé a ver a Luis y Marta Bianchi sin saber bien quiénes eran, solo como padres de mi novia… pero entré a ese mundo y asocié que mi papá y mi mamá habían sido actores, y algo se despertó en mí. Me puse a estudiar teatro con Lito Cruz, después con Raúl Serrano y siguieron otros talleres mientras trabajaba en televisión.

Noticias: Tiene seis hijos. 

Weich: En realidad tengo cuatro biológicos y otros dos africanos, de Mozambique -Jossias (35) y Larcio (30) – a quienes apadrino. Ellos vivieron 10 años en la Argentina, vinieron a estudiar. Con mi primera mujer, Valeria Wainer tuvimos a Iara (33), Jerónimo (30) y Tadeo (26). Luego vino el menor, Tomás (19), cuya madre es Bárbara Esses.

Noticias: Iara, su única hija mujer, fue productora de tevé y ahora se dedica a la moda.

Weich: Sí, dejó la tele. Después trabajó conmigo en mi marca Conciencia y, con una amiga, pusieron en Palermo una tienda, de second hand -segunda mano- que se llama Bunker. Ahora tiene un concepto más profundo porque implica una acción ecológica, al darle más oportunidades a la ropa. Es moda circular.

Noticias: Ha dicho que era tímido y con poca suerte con las chicas.

Weich: De chico era muy tímido, creo que porque fui a colegio de varones tanto primario y secundario. ¡Para mí las chicas eran muy difíciles! Después me acomodé y voy por el tercer matrimonio.

Noticias: ¿Quién es su última mujer?

Weich: Es mexicana, se llama Jennifer (39). Es chef y trabaja en Techint. Vive en Argentina hace 20 años, nos conocimos acá. Fui a Tecpetrol, a conducir una fiesta y ella era empleada de la compañía.

Noticias: Lleva más de 30 años como embajador de Unicef…

Weich: Sí. Fui aprendiendo a serlo con el correr de tanto tiempo. El punto es llegar a los demás, contagiarlos, para que podamos mejorar la calidad de vida de los chicos. Los derechos del niño son medulares; los adultos tienen que entenderlo y cuesta mucho. Mi rol es conducir eventos de Unicef acá, en Bolivia, Paraguay, donde haga falta y difundir sus proyectos. Unicef siempre genera proyectos de salud y nutrición. Los derechos del niño son básicos, lo que pasa es que no se cumplen. El niño tiene derecho a un hogar, a estar en la escuela, a tener salud y estar alimentado. Cuando empecé, la mitad de los chicos eran pobres. Hoy son muchos más. Es terrible lo peor que están.

Noticias: Y en época de vacas flacas, durante las crisis argentinas ¿pudo manejar su economía con ese familión?

Weich: No tuve muchos baches. Si aparecieron, fueron cortos. No sufrí en la época de mis hijos chicos, tuve la suerte de mantenerme. Siempre conduje eventos empresariales o publicidades… Nunca tuve representante, soy yo mismo. Me llaman, me buscan por las redes. Yo mismo arreglo las condiciones por teléfono.

Noticias: ¿Viviría en otro país o éste es su lugar en el mundo?

Weich: Si el trabajo me llevara, sí. Trabajé desde acá para el exterior. Cuando hice Fort Royal estuve en Francia, pero por corto tiempo. O sea que me iría pero no para dejar mi país, sino para trabajar temporalmente.

Noticias: ¿Qué le resulta más irritante de nuestra realidad?

Weich: Vivimos en un país rico lleno de personas que padecen la pobreza. No lo puedo entender. El argentino tiene un montón de condiciones y valores, pero no nos podemos organizar. Creo que falta la organización, no es un problema de recursos. 

Noticias: Se muestra optimista.

Weich: Sí, porque trabajo para lo social, entonces siempre tengo éxito. Trabajando para ONGs siempre te va bien, aunque nunca llegues a cumplir tu objetivo porque tu trabajo no se acaba. Pero sentís que estás colaborando para cosas que funcionan. Es algo así como donar sangre. Vos no sabés quién la recibe, pero estás ayudando. Yo estoy gratificado con lo que puedo hacer, obviamente no soy el único y no alcanza. Pero al menos soy parte de la solución y no del problema. Tengo mi marca Conciencia que dona la mitad de la facturación a cuatro ONGs y la gente colabora cuando compra cepillos de dientes, tomate, arroz, arvejas, termos y pinturas. Me ayudan distintas empresas con los productos, como Lumilagro, Marolio…

Noticias: ¿Si le ofrecieran un cargo público lo aceptaría?

Weich: No. Pero me llaman para dar opiniones. Viajo a alguna provincia, voy a ver a la Jefatura de gobierno de la ciudad a charlar sobre educación, porque sé mucho de haberlo vivido. Estuve en siete escuelas rurales de todo el país; hace mucho que presto atención a la educación y la salud de la infancia. Y creo tener ideas. Obviamente, no soy el único y no son milagrosas.

Noticias: ¿Qué piensa de esta era mileísta?

Weich: Es poco tiempo. Pero lo que digo es que nos falta un rumbo, gobierne quien gobierne. Si el que gobierna lo marca, vamos todos por ahí. Sin rumbo no vamos a llegar a ningún lado. 

Noticias: ¿Siente que no hay rumbo?

Weich: No sé. Es demasiado pronto todavía. Pero si al menos como sociedad lo marcáramos … ¿Qué queremos ser los argentinos? Por ejemplo, decidimos ser los más educados de la región. Entonces, ¿qué hay que hacer? Trazamos un rumbo y seguimos por ahí. Creo que tenemos muchas identidades, somos como una mamushka y no sabemos quiénes somos ni qué queremos ser. ¡Ah! Eso sí. Todos quieren ser millonarios, zafar, ser Messi… Hay mucho pensamiento individual y falta el social. ¿Qué queremos ser además de campeones del mundo? ¿Y qué más? Que nos devuelvan las Malvinas. ¿Y con eso alcanza? Es como comprarte una tele de 800 pulgadas. Eso no es un rumbo, te va a poner contento un rato, pero no te va a hacer feliz, no es sustentable…

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Cuenta que nunca tuvo representante y él mismo arregla sus trabajos y condiciones. | Foto:José Tolomei

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