Sobre Avenida Sarmiento, antes de llegar a calle San Juan, en San Martín, se encuentra el extenso predio que guarda en su interior una curiosa colección que ha logrado llamar la atención de entes internacionales por su riqueza, variedad, antigüedad y aporte científico. Se trata de la Cuarta Colección de Olivos mas importante del mundo, la única ubicada en América Latina.
En la Estación Experimental Agropecuaria – INTA San Martín se localizan los cultivos de oliva que forman parte del Banco de Germoplasma de Olivo, donde algunas plantas datan desde 1944.
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Fotografía Mariano Martín
Los primeros cultivos agrupados en seis hectáreas forman parte del núcleo uno, denominado Dante Foreal Marsisco y cuenta con 38 variedades de olivo. “Esta colección nace en 1944, previo al INTA, en manos de la Corporación Olivícola Nacional, un ente para el fomento al cultivo y producción de aceitunas y aceite de oliva. Nace junto a otras colecciones a lo largo y ancho del país. De esas colecciones, quedan solo en San Juan y en Junín, en Mendoza”, relata a Tiempo de San Juan el ingeniero agrónomo Pierluigi Pierantozzi, quien junto a la bióloga Mariela Torres, son los “cuidadores” de las plantas que registran en sus raíces una rica historia que llamó la atención de organizaciones internacionales.
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Fotografía Mariano Martín
Estos olivos, aun de pie, representan un verdadero legado para San Juan, ya que su vínculo logrado entre lo ancestral y es territorio es sumamente estrecho.
Su crecimiento continuó en 2015, cuando se dio origen al núcleo dos denominado “INTA Expone”, con 30 variedades. En 2019 se comenzó a trabajar en un nuevo núcleo, aun sin nombre, con un cultivo más intensivo con alrededor de 90 variedades.
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Fotografía Mariano Martín
Hace algunos años recibió el reconocimiento del Consejo Olivícola Internacional, declarando el Banco de Germoplasma como la cuarta colección mundial y único referente para América. Al respecto, Mariela comenta: “Mucha gente nos pregunta, porque piensa que tiene una colección, pero no solo un conjunto de plantas, hay distintas variedades y muchos estudios detrás. Estudios de campo sobre el comportamiento de las variedades y la parte química de los aceites, qué variedades son mejor para la zona, cuáles más productivas. También tenemos un laboratorio de biología molecular, donde hacemos la huella digital de cada variedad. Hacemos la extracción de ADN y la identificamos. Es la diferencia de poner en valor la diversidad de este cultivo que es vasta. Esta es la primera colección que sale del Mediterráneo y es referencia para toda América del sur y nos permite ampliar y casi quintuplicar la cantidad de variedades que tenemos hoy no solo en San Juan, sino en Argentina”.
La verde colección que crece San Martín
Conforme a los datos suministrados por los integrantes de INTA, en Argentina solo se trabaja de manera masiva con menos de 10 variedades de olivo. Con las más de 150 que tienen en la colección, uno de los objetivos es poder llegar al pequeño productor y agregar valor a sus productos, para que puedan marcar la diferencia en el mercado olivícola.
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Algunas de las variedades de aceitunas que se cultivan en San Martín – Fotografía Mariano Martín
Pero su importancia no es solo científica o para los productores de la región, ya que el objetivo de los trabajadores del INTA es que el amplio predio forme parte de las riquezas culturales del departamento. Incluso elaboraron un proyecto que fue lanzado a fines de marzo, con el propósito de incluir el complejo al circuito turístico de San Martín. “Es importante y estamos trabajando con distintos actores para visibilizar esta joya que no es muy conocida. Tenemos muchas visitas internacionales, pero a veces incluso la gente del departamento lo desconoce”, asegura Mariela.
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Ingreso al predio del INTA en San Martín – Fotografía Mariano Martín
La pasión de ambos trabajadores por las riquezas que guardan las tierras sanmartinianas es notable. La dedicación y cómo buscan que sus conocimientos se esparzan a cuanta mayor cantidad de gente se pueda es lo que los ha motivado a que el complejo llegue a la comunidad, y viceversa. El anhelo es que productores, pobladores e incluso estudiantes del departamento puedan visitar el predio, interiorizarse de lo que allí se hace. Mariela y Pierluigi incluso no descartan que se pueda contar con un local en el lugar, con exhibición y venta de aceites y aceitunas de mesa elaboradas con el producto que los olivos ofrecen.
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Pierluigi Pierantozzi y Mariela Torres – Fotografía Mariano Martín
“Nos gustaría que la gente conozca esto, porque tiene un valor no solo científico, sino histórico, de importancia para la olivicultura en San Juan, que va de la mano de la vitivinicultura, de lo que son los productos típicos regionales. Esto es parte de lo nuestro, de lo cultural, de lo histórico. Está arraigado mucho en el sentir sanjuanino. Queremos que se difunda y se conozca más”, finalizan los investigadores.