En diálogo con Canal E, el economista, Francisco Cantamutto, advirtió que un nuevo acuerdo con el FMI podría generar una aparente estabilidad de corto plazo, pero con consecuencias regresivas para la economía argentina.
Según el entrevistado, “el gobierno lo que no quiere es liberar el tipo de cambio y que se vaya demasiado lejos porque esto generaría un pico inflacionario que seguramente impactaría negativamente en nuestra economía”, explicó. A través de su análisis, lo que se estaría proponiendo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es una devaluación “administrada”, con una posible flotación dentro de bandas de precios.
Para Cantamutto, este tipo de estrategia tiene precedentes en Argentina y no siempre con buenos resultados: “Ese tipo de operatoria no es novedosa. El esquema de devaluación tratando de sostenerlo por bandas es algo que se intentó en 2018, y cuando una y otra vez se chocaba con el límite superior, finalmente no alcanzaban las reservas”.
Impacto directo en salarios y precios
“El acceso al crédito del fondo puede otorgar cierta estabilidad de corto plazo”, reconoció Cantamutto. Sin embargo, fue enfático al señalar que las consecuencias de fondo son negativas: “Una devaluación siempre tiene efectos productivos regresivos, es decir, para nuestros salarios que ganamos en pesos, va a ser definitivamente negativo”.
Además, el economista subrayó que en un contexto de economía internacionalizada como el argentino, cualquier movimiento del dólar se traduce rápidamente en los precios. “De hecho, ya está ocurriendo”, advirtió. “Hay precios que ya se han ido adelantando de la mano de la limitada pero creciente distancia de la brecha”.
Historia repetida: el fantasma del 2001
Cantamutto trazó paralelismos entre el momento actual y crisis anteriores en la historia argentina: “Esto es una muy mala perspectiva. Es algo que ocurrió no solamente con el crédito tomado por Macri, Luján y Caputo, sino también es parecido a lo que ocurrió en el 2001”. En su opinión, el riesgo es que se repita el ciclo de fuga de capitales tras el ingreso de divisas del FMI, como sucedió al final de la convertibilidad.
Según el economista, el esquema actual se parece al blindaje financiero de fines de 2000: “El FMI proveía el regalo y un conjunto de organismos multilaterales ofrecían crédito que blindaba el esquema político y cambiario. Sin embargo, no alcanzó y finalmente se rompió la convertibilidad”.
Estabilidad de corto plazo, presión de largo
Aunque el mercado muestra cierta calma momentánea, Cantamutto fue claro: “Si se sigue comportando de esa manera el mercado, si sigue presionando, va a erosionar muy rápidamente este flujo de reservas que entrarían por la mano del acuerdo”. Según su análisis, de concretarse el entendimiento con el FMI, el país podría ganar uno o dos meses de estabilidad, pero al precio de acumular más deuda.
“El mercado lo que viene haciendo en el último mes es adelantarse a salir antes de que la devaluación ocurra”, dijo, alertando que los actores financieros no esperan a que se confirme el nuevo esquema para reconfigurar sus carteras.
Sin solución de mediano plazo
Cantamutto concluyó que, aunque el acuerdo podría ofrecer cierta tranquilidad en lo inmediato, no resuelve los problemas estructurales: “¿Este acuerdo le puede generar calma de corto plazo? Sí, efectivamente. Pero si la perspectiva sigue siendo que va a haber salidas, que va a tener que devaluarse, los operadores financieros van a seguir buscando salir antes de que esto ocurra”.
Y sentenció: “No creo que esta sea una solución de mediano plazo. Es quemar los últimos cartuchos para llegar a octubre”.