La investigadora del Conicet Luciana Teresita Bustos (34) está acusada de asesinar de seis puñaladas a su amigo íntimo Marcelo José Amarfil, el 16 de enero de 2024, en un supuesto juego sexual.
La acusada es licenciada en Historia y trabaja como investigadora del Conicet en la sede la Universidad de San Juan. Vive en la capital sanjuanina, como sus padres y hermanos, «todos profesionales, una familia conocida y buena gente», dice el defensor Néstor «Roly» Olivera.
Su abogado sostiene que Luciana actuó en legítima defensa y que no hubo una relación sexual consentida. El principal argumento que usarán es que: «ella es lesbiana y está en pareja con una mujer desde hace cuatro años».
«Fue una violación, la redujo atándole las manos, se le tiró encima en el asiento del acompañante y eyaculó sobre el cuerpo de ella», argumenta la defensa.
La decisión de la investigadora del Conicet de no declarar el martes, en el comienzo del juicio oral en San Juan, no es una estrategia legal, dice su abogado. «Amarfil era el mejor amigo de Luciana y todo el recuerdo de lo que ocurrió le provoca demasiadas emociones. Por recomendación de su psiquiatra, ella no quiso hablar«, dice el defensor.
El fiscal Francisco Pizarro, de la UFI de Delitos Especiales, sostiene que la científica es autora material del delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar alevosía en un encuentro sexual consensuado.
Cómo era la relación
En el juicio declararán 63 testigos que describirán la relación y lo que pudo haber ocurrido.
Eran amigos desde hacía seis años. Se conocieron en un gimnasio, de ahí nació la relación de amistad. Ella le prestaba el auto, en forma habitual.
La hermana de Marcelo Amarfil asegura que tenían una relación sentimental, que eran novios. «Ella venía todas las noches a casa y tomaba mate con mi hermano», contó.
«Luciana era socialmente conocida como lesbiana desde los 16 años. Y siempre estuvo en pareja con mujeres», según los testigos que aportará la defensa y contradicen a la familia del hombre asesinado.
En la descripción del perfil de la científica, aparecerá que fue elegida como la mejor compañera de su promoción, en uno de los colegios de mayor prestigio de San Juan, el Central Universitario y que obtuvo una medalla del Rotary Club Capital de San Juan por su desempeño.
Luciana trabajaba como docente en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de San Juan, y como investigadora del Instituto de Historia de San Juan. Sus investigaciones abordaron el impacto de los terremotos en la provincia cuyana de 1944, 1952, y 1977.
«Pedimos una autopsia del fallecido y se determinó que ella era la empática y él estaba defraudado de la vida porque no podía lograr sus aspiraciones como profesor de gimnasia», asegura la defensa.
Él tenía problemas económicos, no se le conocía un empleo fijo, a veces trabajaba como preparador físico en un club de fútbol pequeño del municipio de Albardón.
Cuando falleció la madre de Amarfil, un mes antes del homicidio, la amistad de Luciana fue muy importante para atravesar esa pérdida. La hermana del profesor de gimnasia declaró a la Justicia que Luciana fue a buscarlo a su casa para sacarlo adelante.
Tenían proyectos juntos. En sus teléfonos intercambiaron mensajes sobre la idea de montar un gimnasio.
En el juicio se transmitirá el video del momento en que ingresan al restaurante como dos amigos, caminando a la par, sin ningún gesto amoroso. Terminan de comer, y se suben al auto.
«Está claro que ella no aceptó tener relaciones con él. Amarfil llevaba pastillas de viagra y usó unas esposas para someterla», dice el defensor.
Para el fiscal, la pericia psicológica de la mujer le juega en contra: «Muestra rasgos de tipo perverso y psicopático, por su conflicto con la sexualidad y figuras parentales. Actuaciones perversas en su sexualidad, momentos de agresividad altos y mecanismos psicopáticos de manipulación, y necesidad de poder y control«.
El ataque
Durante la noche del 16 de enero de 2024, Luciana pasó a buscar por su casa a Marcelo en su auto, un Ford Fiesta gris. Fueron juntos a un local de comidas en Santa Lucía, Gran San Juan.
En la madrugada, estacionaron detrás del aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento, en la calle Pellegrini, en la zona de Las Chacritas, 9 de Julio, donde ocurrió el presunto juego sexual y el ataque posterior.
En el expediente se menciona que: Marcelo Amarfil se encontraba en el asiento del conductor, completamente desnudo, con la movilidad de sus manos reducida, debido a que tenía colocadas unas muñequeras de cuero, marrón oscuro, con un gancho y cadena. Tenía sus ojos cubiertos con un antifaz de tela negra mientras que Luciana Bustos se encontraba en el asiento del acompañante, vestida con un short y corpiño.
Para la Fiscalía, la científica habría aprovechado ese momento de indefensión de Amarfil para empuñar un cuchillo, que había llevado a afilar unos días antes (la defensa dirá que es un juego de asado que tenía de un encuentro con amigos del día anterior).
La mujer le provocó seis heridas cortantes a su compañero, una de ellas en la cara y otra en el cuello. La cuarta puñalada que el hombre presentaba en el cuello fue mortal, ya que según consta en el expediente, “terminó seccionando completamente la arteria carótida primitiva derecha, además de vasos y arterias”.
A pesar de las graves lesiones sufridas, Amarfil logró morder el antebrazo derecho de Bustos a modo de defensa, y luego rompió la cadena que sujetaba sus manos al volante.
El hombre logró salir del auto, pero cayó al suelo junto al vehículo, a causa de la pérdida excesiva de sangre.
A los pocos minutos, llegó un policía en moto que realizaba un recorrido de seguridad por la zona. Amarfil ya estaba muerto y la investigadora, con sus manos cubiertas de sangre, repetía que su amigo se había querido matar.
La autopsia mostró que las heridas no eran autoinfligidas, sino que eran compatibles con un homicidio. Si el Tribunal, integrado por los jueces Gerardo Javier Fernández Caussi, Matías Parrón y Guillermo Adárvez, aboga la hipótesis de la fiscalía, la investigadora del Conicet puede ser condenada a prisión perpetua. Si se inclina por el planteo de la defensa, podría quedar absuelta.
Mendoza. Corresponsal
MG