En menos de ocho horas, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) vivió dos cortes masivos de energía eléctrica que afectaron a aproximadamente 600.000 usuarios en cada ocasión. Este colapso en el suministro eléctrico volvió a poner en el centro de atención una serie de problemas estructurales y administrativos que, con cada apagón similar, parecen amplificarse.
Las causas principales del apagón, según expertos y organismos involucrados, incluyen una grave falta de mantenimiento en las infraestructuras eléctricas, la recurrente tensión entre Edesur como empresa distribuidora y las autoridades de control, y la falta de coordinación entre organismos responsables.
Una de las causas más señaladas tras el apagón es el estado de deterioro de las infraestructuras eléctricas. Durante años, diversos sectores han señalado que las redes de distribución en el AMBA no han recibido el mantenimiento necesario para garantizar su correcto funcionamiento, especialmente ante el aumento de la demanda en períodos de altas temperaturas.
El crecimiento urbano descontrolado y el envejecimiento de equipos han exacerbado los problemas. Especialistas en el sector energético han indicado que los cortes reiterativos de luz son evidencia de un sistema que opera al límite.
La falta de inversiones en modernización y mantenimiento por parte de Edesur ha sido duramente criticada, aunque la compañía, en numerosas ocasiones, ha señalado dificultades económicas y regulatorias como barreras para ejecutar mejoras sustanciales. Esto genera un círculo vicioso en el que el sistema se mantiene apenas operativo, pero es incapaz de prevenir cortes masivos como los recientes.
La figura de Edesur, una de las principales distribuidoras de energía en el AMBA, ha estado en el centro de la tormenta mediática y política. En este contexto, se la acusa de ineficiencia en la gestión del servicio y de no cumplir con las condiciones estipuladas para garantizar la continuidad del suministro.
Responsabilidades
Desde sectores gubernamentales hasta asociaciones de consumidores, la empresa enfrenta señalamientos que apuntan a su responsabilidad directa en los apagones. A esto se suma que la falta de transparencia por parte de Edesur en torno a los motivos del corte agrava el malestar de los usuarios.
En ocasiones, se percibe una desconexión entre la empresa y los ciudadanos, quienes no solo padecen los cortes, sino que también enfrentan dificultades para obtener compensaciones o incluso respuestas claras sobre la situación. Las críticas hacia Edesur no son nuevas; sin embargo, los apagónes recientes han reavivado el debate sobre si la concesión debería ser revisada o incluso rescindida.
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