Antes de ganar la elección presidencial y asumir su mandato, Javier Milei ya imaginaba que de ser exitoso su primer período de gobierno, antes que ir por la reelección, debía reformar la Carta Magna con varios puntos a tener en cuenta, entre ellos llevar de cuatro a seis años el plazo de permanencia en el poder y eliminar la figura del vicepresidente. El potencial proyecto se conoce justo en el momento de mayor tensión entre el Presidente y su vice, Victoria Villarruel.
“Si me dan 25 años, vamos a ser Irlanda”, dijo en uno de los debates de candidatos y desde allí fue dando a conocer los detalles de lo que aspiraba. Por caso, detalló que si se cumple el plan que lo depositó en la Rosada, en 50 años Argentina será como Estados Unidos. Y advirtió que, de otro modo, en 40 años la Argentina sería la villa miseria más grande del mundo.
Antes de fin de año, la cuestión de la reforma volvió a aparecer en el temario de los mileistas, aunque fue bastante extraño que irrumpiera de manera lateral, sin ocupar un lugar de privilegio en la agenda pública, tal como la propia importancia de la cuestión lo requeriría. De hecho, quien puso el tema sobre el tapete fue el periodista Luis Majul.
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Dentro y fuera del gobierno, oficialistas y opositores tienen opiniones divididas al hablar del supuesto proyecto. Por un lado, se encuentran los que dicen ignorar la iniciativa y no tener ningún tipo de información. “Yo no escuché nada”, aseguran esas voces que suenan desconcertadas. También están los que dicen que se trata de “una locura” y aquellos quienes acompañan en esta jugada al jefe de Estado.
Las fuentes consultadas que respaldan la iniciativa apuntan a que existe un condicionante que, de no cumplirse, tira por la borda el sueño del libertario como si fuera un castillo de naipes. Para avanzar, es imprescindible que La Libertad Avanza (LLA) gane de manera contundente, con altos o altísimos porcentajes de adhesión en todos los distritos, las elecciones legislativas de octubre, algo que seguramente no le será fácil a la fuerza política ni nada que se le parezca.
Esta cruzada presidencial que parece un destemplado sueño requiere una ley de necesidad de la reforma que, para concretarse, necesariamente debe contar con una mayoría agravada en ambas cámaras de Congreso, esto es el voto de las dos terceras partes del total de los miembros (artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional). Conseguir este requisito no sólo que no es fácil, sino que podría indicarse que se trata de una meta muy difícil de conseguir, para lo cual necesita un consenso amplio de todos los sectores políticos, incluyendo a los gobernadores, por ejemplo.
Los puntos centrales
El primer punto de los cambios que se cocina a fuego lento en las huestes libertarias tiene que ver con la extensión del mandato presidencial de cuatro a seis años, aunque aún no se conoce si el jefe de Estado tendrá la posibilidad de reelección por otros seis años. De las afirmaciones de Milei queda más o menos claro que habrá posibilidad de reelección, aunque no hay mayores especificaciones ni nada concreto. Simplemente, los dichos sobre que “en 25 años seremos como Irlanda”.
Hay que recordar que los mandatos en Argentina eran de seis años y con la reforma ideada por los expresidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín, se acortaron a cuatro con la posibilidad de reelección. Una de las posibilidades es que Milei adopte el modelo de Nayib Bukele, presidente de El Salvador, que propone la alternancia después de dos o tres períodos, aunque en el proyecto libertario no hay ningún dato expreso que brinde detalles sobre este punto.
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Uno de los puntos centrales de una eventual reforma incluye la eliminación de la figura del vicepresidente y en caso de impedimento o ausencias, el presidente será reemplazado por el jefe de Gabinete, quien tendrá todos los atributos presidenciales cuando ejerza la función. El caso más cercano de un país sin vice es Chile, cuya ley fundamental indica que en caso de ausencia o impedimento del jefe del Ejecutivo, el cargo será ocupado por el ministro del Interior.
En la actualidad el vicepresidente es el titular natural del Senado y en estos días el cargo es ejercido por Victoria Villarruel, quien se encuentra en la mira del “triángulo de hierro” libertario, compuesto por el Presidente, su hermana Karina y Santiago Caputo.
El tercer punto tiene que ver con el achicamiento del Congreso. El proyecto que entusiasma a Milei contempla la disminución del número de parlamentarios en la Cámara de Diputados. Actualmente tiene 257 integrantes y de prosperar la modificación de la Carta Magna pasaría a tener 150.
El Senado está compuesto por 72 representantes y en este caso no habría reducción de miembros, pero al no existir la figura del vicepresidente, el titular del cuerpo sería elegido por mayoría de los miembros, tras una votación con mayoría especial.
Otro de los aspectos clave tiene relación con la reforma laboral. Se argumenta un cambio en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional para adecuarlo a la dinámica de los tiempos actuales y que generará mucha polémica porque, entre otros puntos, estipula la eliminación del salario mínimo, vital y móvil.
Córdoba no sabe
Voceros del Poder Ejecutivo provincial indicaron que ni el gobernador Martín Llaryora ni su equipo de colaboradores tienen noticias del proyecto que estaría analizando el presidente Milei. Lo propio pasó con referentes cordobeses con banca en el Congreso, quienes manifestaron que ignoran la situación, pero que se trata de un proyecto “de cumplimiento casi imposible, habida cuenta que se necesitan los dos tercios”.
En filas libertarias guardaron silencio algunos miembros y otros dijeron que no lo conocen pero tampoco lo descartaron.
Hace un tiempo, la propia exvicepresidenta Cristina Fernández había anticipado una posible reforma constitucional auspiciada por el actual gobierno nacional. Dicha reforma, de concretarse, comenzaría a aplicarse en 2027 con lo cual debería ser votada en el Congreso en 2026, para luego hacerse la convocatoria a una elección constituyente. “Este hombre juega fuerte, de manera casi alocada, así que no descartaría nada. Eso sí, primero tiene que llenar las urnas de votos”, sintetizó un dirigente justicialista de Córdoba.