Las perspectivas para el campo no son 100% alentadoras. Los precios de los granos están por el piso y el peso se fortalece frente al dólar (que es la moneda de exportación), con lo cual un fenómeno climático que afecte los rendimientos podría ser crítico, particularmente para productores que trabajan sobre campos alquilados. Así lo adelantó el economista Franco Artusso de la Fundación Mediterránea.
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El grave problema es que la falta de lluvias y las altas temperaturas ya están complicando al cultivo de maíz, sobre todo en la zona núcleo y la soja también está sufriendo por las mismas condiciones. Según el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el porcentaje de condición mala y sequía pasó del 4% al 9% en una sola semana, mientras que la proporción de condición excelente y buena bajó de 48% a 42% y el resto transita una condición normal.
A nivel nacional, la siembra de soja ya cubre el 99% de las 18,4 millones de hectáreas proyectadas para la campaña a nivel nacional. El 87% de lo implantado presenta una condición de cultivo Normal/Buena. “Sin embargo, se ha registrado un descenso de 4,4 puntos en la condición hídrica Adecuada/Óptima debido a la falta de precipitaciones, exceptuando a Córdoba, el norte del área agrícola y el sudeste de Buenos Aires”, indicó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Las perspectivas del campo cobran relevancia en el marco de los últimos defaults de empresas del sector que han despertado nuevas inquietudes sobre el futuro de uno de los sectores más dinámicos del país.
Los defaults del agro: ¿Hechos aislados o una crisis generalizada por venir?
El mundo del campo cerró el 2024 con incertidumbre y noticias preocupantes con el default de algunas empresas emblemáticas del sector como las vinculadas a Los Grobo y la firma Surcos, lo que abrió interrogantes sobre si se trató de casos puntuales de compañías con debilidades de gestión que derivaron en problemas de liquidez (y/o de solvencia) o si en realidad preanuncian una crisis más sistémica.
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«Los indicadores disponibles no revelan el desarrollo de una crisis generalizada, al menos no en el corto plazo», señaló Franco Artusso al realizar el primer Monitor Productivo del año de la Fundación Mediterránea. Sin embargo, no desestimó los hechos que se viven en estos meses en el sector agropecuario. «En el actual contexto, de precios deprimidos y moneda fuerte, un revés climático que afecte los rendimientos podría ser crítico, particularmente para productores que trabajan sobre campos alquilados», señaló el economista.
Según el analista de la Fundación Mediterránea, «a pesar de la sequía del ciclo 2022/23, los problemas que generó la chicharrita del maíz en la campaña 2023/24, la caída de precios internacionales en el último año y medio, los indicadores disponibles no muestran un deterioro suficiente como para inferir el desarrollo de una crisis generalizada en el sector, al menos no en el corto plazo», adelantó.
Además, indicó que «las empresas declaradas en default en las últimas semanas parecen haber llegado a esta situación por debilidades propias, por exceso de toma de riesgo o deficiencias propias acumuladas de gestión económica (en los planos productivo, comercial y/o financiero), sin desconocer, por supuesto, que bajo un escenario macroeconómico más estable y una menor presión tributaria, alguna de estas compañías podría disponer de un mejor presente y haber logrado evitar la cesación de pagos».
De todos modos, el economista señaló que el hecho de no haber señales de un inminente y generalizado colapso del sector «no debe hacer perder de vista la difícil situación por la que este deberá atravesar este año».
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«En un documento reciente de IERAL sobre el tema se proyectaron márgenes agrícolas muy ajustados para 2025, en el supuesto de rendimientos normales de los cultivos y utilizando precios internacionales algo más altos que los del mes de diciembre 2024; en el actual contexto, un revés climático que afecte los rendimientos podría ser crítico para el sector, particularmente para productores que trabajan sobre campos alquilados y en zonas que vienen más castigadas por los eventos adversos de las últimas dos campañas», vaticinó.
¿Qué pasa con el precio de la soja? Comparación con el precio internacional
En el mercado internacional (Chicago) la soja promedió u$s 361 la tonelada en diciembre 2024, un 27% por debajo de la cotización promedio del período 2002 – 2023 (USD 491/ton, en USD de poder de compra constante). Para encontrar valores más bájos hay que retrocederse hasta fines del año 2006.
«En el mercado local (precio FAS Rosario) el precio fue de $ 301 mil por tonelada en diciembre. Al ajustar la serie por inflación se encuentra que, el poder adquisitivo de la oleaginosa viene cayendo desde mediados de 2023 y se ubica actualmente casi 30% por debajo de la media del período 2002 – 2023 ($ 430 mil por tonelada)», analizó Artusso y agregó que «en las últimas dos décadas el precio del grano sólo estuvo por debajo de los valores actuales en algunos pocos meses de los años 2015 y 2017».
A este contexto de precios complicados, Artusso le sumó la política tributaria que (aún) no colabora.
Al analizar cuánto más “se paga” la soja en Brasil, el economista explicó que en un contexto de bajos precios internacionales, la dinámica del tipo de cambio y la elevada presión tributaria siguen jugando en contra de los productores locales.
«No sucede en Brasil», dijo y sumó que «el hecho de que en el país vecino no se castiguen las exportaciones hace que los granos valgan más y que, por tanto, la empresa agrícola equilibre su ecuación económica con menores rindes».
Para tener referencia, acercó datos concretos. «Entre los años 2002 y 2023 un productor de Brasil recibió en promedio unos USD 148 más por cada tonelada de soja que uno de Argentina (+40%) y en el 2024 esa brecha fue también del 35-40% en favor del país vecino. Recuperar la competitividad de un sector complicado por precios a la baja y una moneda fuerte requiere avanzar en la eliminación de los DEX (Derechos de Exportación) y continuar con todas aquellas reformas que permitan incrementar la productividad y alinear precios internos de insumos y bienes de capital con sus valores de referencia internacional».
Sin dudas, como dice Artusso, el campo espera «un centro» del gobierno de Javier Milei para que el 2025 no sea un año de mayores pérdidas.
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