Los cruces entre la administración porteña y la bonaerense por la inseguridad en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) sumaron hoy un nuevo capítulo luego de que el titular del Ministerio de Seguridad de la Ciudad diera a conocer datos preocupantes de lo que ocurre del otro lado de la Avenida General Paz.
El ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, afirmó este domingo que cada dos días un Policía de la Ciudad es atacado en la Provincia de Buenos Aires (PBA), ya sea cuando está de civil, cuando vuelven a sus casas o cuando van a su trabajo. Además, advirtió que en 2024 aumentaron un 75 por ciento los enfrentamientos armados y que 12 de los últimos 13 agentes caídos fueron asesinados en territorio bonaerense.
“Las críticas y sugerencias siempre son bienvenidas. Pero son sugestivas cuando solo se critica a una policía profesional que hace su trabajo con enorme compromiso, mientras está rodeada de un conurbano fuera de control que impacta en la vida de la Ciudad y de nuestros policías. Los números reflejan un crecimiento en los índices delictivos del conurbano mientras acá los indicadores fueron a la baja”, sostuvo Wolff.
En esa línea, el funcionario porteño enumeró una serie de datos vinculados al crecimiento de los enfrentamientos que tuvieron el año pasado Policías de la Ciudad en el ámbito bonaerense. Entre ellos, que en 2024 los efectivos porteños sufrieron 172 enfrentamientos en PBA, mientras que en 2023 habían sido 98, lo que significa un crecimiento del 75 por ciento en un año.
“Como consecuencia, de los últimos 13 policías de la Ciudad caídos en cumplimiento del deber, 12 fueron asesinados en la PBA. Se necesita decisión política e inversión en seguridad en ambos lados de la General Paz, tal como lo hacemos en la Ciudad hace 17 años”, apuntó el ministro de Seguridad porteño.
Por otra parte, también advirtió que la tasa de homicidios en la provincia de Buenos Aires es cinco veces más alta que en la Ciudad, una problemática que según consideró necesita de una visión integrada, consistente y sostenida.
“En la Ciudad, invertimos hace 17 años en seguridad, en la Provincia no. Acá formamos a nuestros policías durante dos años, mientras que en la Provincia son 9 meses. También los equipamos con armas no letales, controlamos los ingresos y egresos con un Anillo Digital, nuestros agentes y vehículos están geolocalizados y tenemos más del 75 por ciento de la ciudad videovigilado. Nada de eso ocurre en la Provincia”, finalizó.
En septiembre pasado, tras el asesinado de doce policías de la Ciudad en tierras bonaerenses, Macri habilitó que los efectivos que residan en el conurbano bonaerense utilicen chalecos antibalas para ir y venir de sus casas. En ese momento, lo calificó como una “medida extrema” ante la inacción del gobierno provincial, comandado por Axel Kicillof. Desde el Ministerio de Seguridad porteño vienen denunciando la falta de diálogo con la provincia y el crecimiento inevitable del problema.
“El nivel de inseguridad en la provincia de Buenos Aires no nos deja otra opción que tomar medidas para proteger a nuestros policías: decidimos pedirles a quienes viven allí que usen chaleco antibalas para ir y volver de sus casas. Esta es una medida extrema que nos permite darles una herramienta más ante la inacción del gobierno provincial. No podemos seguir exponiendo a quienes nos cuidan porque el conurbano está fuera de control. En los últimos 4 años, de 13 policías de la Ciudad asesinados, 12 fueron en la PBA. Ya es hora de que el gobernador haga su trabajo y se ocupe de la seguridad”, había publicado Macri en X.
La orden del día institucional N.°183 estableció la recomendación del uso del chaleco antibalas para todo el personal que porte armamento asignado, “durante el ingreso y egreso del servicio ordinario, complementario o en el trayecto in-itinere que realizan habitualmente”. El objetivo es, indican, “la prevención y mitigación de riesgos” ante la creciente inseguridad de la Provincia. Anteriormente, los efectivos tenían la orden directa de dejar el chaleco antibalas en la base donde trabajan. Aun así, ahora se amplió la medida y se permitió que se los puedan llevar a su domicilio. La decisión parece ser la primera de muchas por venir, principalmente debido a la falta de diálogo entre los gobiernos respecto a esta y otras cuestiones de seguridad. “El único diálogo que hay es interfuerza cuando hay que buscar un delincuente después de un delito. No hay diálogo estructural”, comentó el ministro de Seguridad porteño, Waldo Wolff, a LA NACION.
El conflicto se hizo público a fines de julio cuando, luego del asesinato del oficial Juan Manuel Castelli, el jefe de Gobierno porteño utilizó sus redes para hacer un fuerte reclamo. En ese entonces, once de los doce asesinatos de policías de la Ciudad habían ocurrido en la Provincia. Ahora, el número escaló, y son doce los efectivos fallecidos en territorio bonaerense.
Fue tras la muerte del principal José Luis Gómez de un balazo en el pecho cuando intentaron robarle al llegar a su casa en Lanús. La muerte del jefe de una brigada de la División Homicidios ocurrió el miércoles de la semana pasada y provocó la indignación del Gobierno de la Ciudad. Desde la cartera porteña de Seguridad sostienen que no hay diálogo respecto a esta problemática y la situación pareció empeorar tras el asesinato de Gómez. “[El ministro de Seguridad bonaerense, Javier] Alonso, ni siquiera me llamó. Antes siempre hablábamos. Es una cuestión de respeto”, había dicho Wolff. Desde el ministerio creen que la casi nula relación se recrudeció luego de que publicaran las estadísticas, que marcan que hubo más de 150 enfrentamientos armados, número que aumentó al menos un 42% en relación al primer trimestre de 2023.
“Desde que soy ministro tuve que darle la bandera doblada a cuatro viudas de oficiales. Esos son datos, uno no se puede enojar con la realidad”, había explicado Wolff. Desde Ciudad también reclaman que la mitad de los homicidios de policías porteños en la Provincia no tiene apresados y que la totalidad no tiene condenados. Desde la Provincia no hay respuesta.
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