Luz, cámara y morbo. Arrancó una nueva temporada del reality que fascina y alimenta la pulsión de espiar y fisgonear al otro, durante veinticuatro horas. Gran Hermano retornó al aire, el lunes, para que el canal líder de la televisión enderece sus mediciones de rating.
Luego de un puñadito de meses, con la anterior temporada que consagró a Bautista Mascia, la señal de Martínez apuró la salida a la cancha de su formato estrella, ese que desempolvaron en 2022. En definitiva, Santiago del Moro abrió el telón cerca de las diez de la noche.
La primera gala se tornó interminable, con una duración extensa, que se prolongó por la necesidad de mostrar los perfiles de los veinticuatro participantes. Sí, ¡veinticuatro participantes! Una cifra récord, que anticipa que esta edición se prolongará durante meses y meses.
Dentro de la lógica de los nervios, la ansiedad, la exaltación de los concursantes, la noche también dispuso de detalles detrás de escena. Algo sucedió en la oscuridad y que no se exhibió al aire en el estudio y que llegó a las manos de Ángel de Brito, nada más y nada menos.
ENOJO Y DESTRATO A LOS EX GRAN HERMANO
El conductor de LAM saltó a Twitter para confirmar un conflicto tremendo, una situación escandalosa y que se entrelaza con el trato que le propinaron a los últimos concursantes, esa manada que incluía a personalidades como el Chino Ku, Furia, Licha Navarro, Virginia Demo.
El periodista de América TV agarró su celular, abrió su cuenta de Twitter y ventiló la controversia impresionante que sucedió entre bambalinas, en las profundidades de Gran Hermano. «Me cuentan que ayer estaban enojados los ex participantes en la tribuna. Furia se fue a la mierd*, Licha también y cuando se quisieron ir todos juntos, les dijeron no, no, se tienen que quedar hasta el final«, informó.