Racing dejó un mensaje para las tribunas y también para la política
Quedó demostrado que una sociedad civil sin fines de lucro administrada con transparencia y eficiencia, perfectamente puede ganarle a una sociedad anónima de fútbol como lo es Cruzeiro.
La Copa Sudamericana que Racing alzó en Asunción alumbró un fin de semana oscuro para el fútbol argentino. El desagradable espectáculo entre Huracán y Boca y el bajo nivel de la mayoría de los partidos, cuatro de los cuales terminaron 0 a 0, tuvieron su contrapartida en la emocionante imposición de la Academia luego de treinta y seis años de sequía en el esquivo plano internacional. Y en la conmovedora demostración de amor de sus hinchas. Tanto el sábado en la capital paraguaya como el domingo en el Obelisco de Buenos Aires.
Pero además la consagración racinguista emitió un mensaje que debería leerse en las tribunas apasionadas. Y también en los confortables despachos de la política. Porque en sentido contrario de lo que vienen diciendo el presidente Javier Milei, el expresidente Mauricio Macri y sus funcionarios afines, quedó demostrado en la cancha que una sociedad civil sin fines de lucro administrada con transparencia y eficiencia como lo viene siendo Racing en los últimos diez años, perfectamente puede competir y ganarle a una sociedad anónima de fútbol como lo es Cruzeiro desde que el exfutbolista Ronaldo Nazario de Lima lo compró en 2021 en 75 millones de dólares asumiendo un pasivo de otro 195 millones de la divisa estadounidense. Y lo vendió en abril de este año en 117 millones al multimillonario supermercadista Pedro Lourenco.
Desde que Víctor Blanco asumió la presidencia el 27 de septiembre de 2013, Racing ha dejado de ser noticia por todo lo malo y ahora es noticia por todo lo bueno. El club que estuvo a punto de desaparecer en 1999, ordenó su economía maltrecha, es uno de los tres más sanos y poderosos del fútbol argentino y con esa base sólida, pelea y gana campeonatos. Y jugará una copa internacional por tercer año consecutivo.
El Torneo Transición 2014 bajo la dirección técnica de Diego Cocca, la Superliga 2018/19 con la conducción de Eduardo Coudet y esta flamante Copa Sudamericana conseguida con el mando apasionado de Gustavo Costas son el corolario de una gestión que desde luego, puso el acento en el fútbol. Pero no descuidó los otros deportes: se practican doce disciplinas diferentes en las instalaciones de Avellaneda y dieciséis en la sede de Villa del Parque. Y tampoco dejó de lado la vida social y cultural del club. Por eso, con 91.970 socios activos, Racing es uno de los cuatro clubes del fútbol argentino con mayor cantidad de asociados.
Después de años de embargos, cheques sin fondo, planteles impagos e instalaciones deportivas que se caían a pedazos, la Academia ha resurgido. Y lo ha podido hacer con una administración honesta, razonable y con objetivos claros que van más allá de si la pelota entra o sale. El formato de las sociedades civiles sin fines de lucro posibilita todo eso sin la necesidad de echar mano a alquimias financieras o inversores de dudosa procedencia. Y esa es la gran enseñanza que dejó la Copa Sudamericana limpiamente ganada en Asunción. Los clubes como Racing y tantos otros pueden competir y ganar títulos internacionales. Aun ante rivales económicamente más robustos. Sólo es cuestión de atreverse, soñar en grande y gestionar bien. Dentro y fuera de la cancha.