jueves, 28 noviembre, 2024
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Los argentinos dueños de la empresa a cargo del sistema electoral en Venezuela

Una empresa argentina tuvo una participación clave en las elecciones presidenciales en Venezuela realizadas el domingo, cuyas máquinas de votación fueron operadas por la compañía ExClé, propiedad de los hermanos Guillermo y Eduardo San Agustín.

ExClé presta servicios de biometría, servicios financieros digitales, automatización electoral, y gestión y digitalización de documentos. La operación en Caracas es dirigida por Guillermo San Agustín (en la fotografía superior) y en Buenos Aires por su hermano Eduardo.

La empresa argentina comenzó su relación con el gobierno del fallecido expresidente Hugo Chávez en el 2006 cuando fue contratada para trabajar la base de datos de las máquinas que captan las huellas dactilares para el Consejo Nacional Electoral (CNE).

El CNE tenía dos proveedores principales: Smartmatic, que se encargaba del software y el hardware de votación, y ExClé, de la identificación biométrica. Mientras Smartmatic era una empresa que proveía tecnología de votación a más de 20 países, ExClé tenía como único cliente al Estado venezolano.

Guillermo San Agustín logró simpatizar con Jorge Rodríguez, presidente del CNE, a quien invitaba a los asados dominicales que preparaba en su casa. Así el empresario argentino se hizo con contratos del Estado venezolano. En 2009 cuando Rodríguez era alcalde de Caracas, San Agustín implementó un sistema automatizado para la recaudación de impuestos municipales.

ExClé también obtuvo en el 2013 el contrato del sistema biométrico del Banco de Venezuela, que ya había sido expropiado en el 2009. Luego implantó la tecnología para el pago de la criptomoneda Petro, y la puesta en marcha del Carnet de la Patria.

Guillermo San Agustín, a la derecha.

Guillermo San Agustín, a la derecha.

Sanciones de Estados Unidos

El gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump impuso en el 2020 sanciones a esta empresa tecnológica argentina por ayudar a Nicolás Maduro a llevar a cabo las elecciones legislativas boicoteadas por fraudulentas por la oposición respaldada por los Estados Unidos.

ExClé proporcionó al gobierno de Maduro máquinas de votación y software para la votación de ese año, según un comunicado del Departamento del Tesoro. «Quienes intentan socavar las elecciones libres y justas en Venezuela deben rendir cuentas», dijo el exsecretario de Estado Mike Pompeo.

Agregó que la confianza de Maduro en ExClé «no debería dejar ninguna duda de que las elecciones legislativas del 6 de diciembre (del 2020) fueron fraudulentas y no reflejan la voluntad del pueblo venezolano».

Guillermo San Agustín con una de las máquinas de ExClé.

Guillermo San Agustín con una de las máquinas de ExClé.

El rol de ExClé en las elecciones de Venezuela

El voto en Venezuela es desde el 2004 un proceso automatizado. Las máquinas cambiaron con el tiempo pero hoy son similares a una computadora personal. La empresa a cargo era Smartmatic.

Pero tras las elecciones a la Asamblea Constituyente de Venezuela de 2017, Smartmatic aseguró que «hubo manipulación del dato de participación» de al menos un millón de electores y dijo que «una auditoría permitiría conocer la cantidad exacta de participación». Tras eso, dejaron de trabajar con el gobierno venezolano.

Desde 2017, ExClé trabaja con el ente electoral en el suministro de estas máquinas. El proceso, en inicio, es similar a cualquier otro sistema. Cuando alguien acude a votar, primero pasa a presentar su documentación para que se verifiquen sus datos y corroborar la mesa en la que vota. Una vez hecho esto, acudirá a la mesa correspondiente que tendrá una máquina de voto.

En una pantalla, aparecen todos los candidatos disponibles y se pulsa sobre el elegido. Por cada voto, la máquina emite una papeleta, es decir, un papel donde el elector puede comparar que su voto es el mismo que la máquina registra, que ambos coinciden. A su vez, esa papeleta se deposita en una urna.

Entonces, por un lado, cada máquina registra lo votos, que se envían a los centros de totalización en Caracas y, por otro, a cada máquina le corresponde una urna donde se recogen estos mismos votos en papel.

Las máquinas no transmiten los datos por Internet, lo hacen a través de líneas telefónicas encriptadas. Además de la transmisión, al final de la jornada electoral, cada máquina imprime un acta de escrutinio con todos los votos que ha registrado.

También hay auditorías en al menos el 50% de los centros electorales donde se comprueba que las papeletas depositadas en las urnas coinciden con lo que la máquina emitió electrónicamente.

Es decir, el acceso a las actas, corroborar su información, es la clave. Y, precisamente, la falta de acceso a esas actas forma parte de las dudas que la oposición pone en los resultados de este 28 de julio.

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