Estar en un escenario en este momento es lo mejor que me puede pasar, porque implica trabajo” dice Ariana Brodsky. Hace 40 años que sabe lo que estar un escenario, y ahora ha vuelto con Toy sin plata, la nueva revista de Nito Artaza y Miguel Ángel Cherutti. Alguna vez la Bebota, Brodsky ha sido parte de una cultura argentina desde hace décadas: El trabajo te permite vivir, más allá de lo que hagas te gusta o no te gusta. A mi me gusta muchísimo lo que hago, si no estaría haciendo otra cosa. En este momento, el país está complicado y siento que el dinero, el trabajo, te permite vivir dignamente. No tener trabajo me resulta letal. ¿Qué implica para ella volver a escena con Artaza y Cherutti? Brodsky: “Volver con un show así, comedia, dos nombres grandes. Es muy importante para mí trabajar con Nito Artaza y con Miguel Ángel Cherutti. A Miguel lo conocí en el 82, porque empezábamos los dos en La peluquería de Don Mateo. Nunca más trabajamos y pasaron como 40 años. Con Artaza no trabajé nunca y lo conozco desde esa época. Así que imagínate lo importante, lo grandioso, que es estar trabajando con ellos. Casi son los últimos de mi generación, incluyéndome. Eso da satisfacción. Es muy hermoso. De alguna forma, se siente que trabajamos toda la vida juntos. Dan mucha tranquilidad, me relaja mucho. Ellos son muy divertidos y son muy respetuosos. El show implica ver danza, estilos, ver tango, ver malambo, ver humor, conocer compañeras de esta generación. Y sobre todo, la calle Corrientes, que para mí es un emblema. Es un lujo”.
—¿Cómo vivís todo lo que has contado, sobre todo cuando algunas cosas que hiciste hoy se las ve de otra forma con la lente del presente?
—Yo vivo los cambios de época, o de ciclos de vida, tratando de adaptarme a todo, no perdiendo mi propia esencia, manteniendo mi dignidad o mi personalidad. Yo soy de otra época. En mi época pasaban cosas, donde uno las permite o no. Todo en esta vida tiene que ver con uno: que es lo que dejas entrar cuando abris la puerta. Dejas entrar la locura, bueno, la abriste vos. Y así en un montón de cosas. Yo he tenido inconvenientes a lo largo de mi vida, antes de ser famosa. Después quizás no tanto. Estaba más curtida en lo que puede ser la vida cuando era famosa. Hay cambios y los va a haber siempre. Antes había una especie de humor, hoy se hace otra especie de humor. A veces me pongo a pensar, que en definitiva no sé cual es mejor. Hemos involucionado en un montón de cosas, más allá que la tecnología no deja de avanzar. En lo humano aparecen cosas que respecto a la mujer, o a las palabras, a mi no me gustan. Cambian algunas cosas, pero otras van para atrás. Es como que nunca veo nada coherente.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
—¿Qué has aprendido de contar, de todos tus personajes, de tus shows, de todo?
—En algunas cosas puedo separar, pero otras tienen que ver con todo. Contar la verdad de lo que a uno le pasa a medida que va caminando por la vida. Siento que no soy tan diferente a la hora de contar. No me considero especial para nada, siento que hay gente desconocida que tiene una historia cuando cuenta su verdad.
—¿Qué te emociona de tu carrera, de tu tenacidad?
—Me emociona saber de dónde vengo, y lo que logre. De pronto lo logre porque conocí justo a la persona correcta. Quiero agregar que tampoco niego que haya sido una pincelada de suerte, estar en el momento indicado en el lugar indicado. Tuve esa bendición. Yo lo adjudico mucho a Dios,q ue de pronto me ha puesto en el camino, más allá que siento que todo depende de uno. Pasaron muchas cosas que iluminaron, cuando veo todo lo que pasó y todo lo que hice, siento una profunda emoción. A veces cuando te pasan las cosas más lindas te cuesta disfrutarlo, sentís que le pasan a otra persona. Después pasan los años, y recién podes disfrutar las cosas como merecían ser disfrutadas. Yo veo cosas que hice, y recién ahora las disfruto tanto tanto tanto. Ahora esbozo una sonrisa todo el tiempo, me resulta maravilloso. Siempre el agradecimiento para con todos, porque las cosas no se hacen de uno. Fue un productor que me vió, un público que me aceptó, y un equipo que me abrazó.
—¿Ha sido difícil en algún momento el ser fiel a esta profesión?
—Eso lo tenés en todas las carreras, en todos los oficios. Hay momentos donde uno siente cansancio, o de hacer otra cosa. Sí, la verdad que sí, pero es un cansancio que no tiene que ver con una interna, o lo que hago. A mí esto me dió todo. Absolutamente todo. Nunca pensé que podría tener tanto. Yo por muchos años dejé la profesión, por un tema mío personal, para dedicarme a otra cosa, a una familia, a mis hijos. Yo deje mi profesión en el mejor momento de mi carrera, había llegado a la meta más perfecta de lo que era la fama. Algunos me decían que estaba bien, o que estaba loca. Yo siempre sigo mis instintos e hice lo que me dictaba el corazón.
—¿Qué recordás de tus comienzos, de tus primeros pasos?
—Yo nunca quise ser parte de los escenarios, nunca quise ser famosa, nunca quise ser modelo y nunca quise ser actriz. Nunca ni se me cruzó por la cabeza. Todos los caminos me condujeron a una agencia de publicidad, de pronto fui promotora y eso ayudaba muchísimo en mi casa. Eso fue casi el inicio de una carrera como modelo. Me empezó a gustar al profesión, conocí gente, muy hermosa, conocí al público, entendí muchas cosas (la inteligencia del público, como hay que respetarlo). Así hasta que entré por la puerta grande, La peluquería de Don Mateo, que veía todo el mundo, y mucho trabajo con capos cómicos de este país. Después llegó Olmedo, trabaje solo dos años con Olmedo, con el Negro, y parece mucho más, parece toda la vida. Después de la muerte del Negro aparecieron muchas propuestas sumamente interesantes, y ahí deje todo y me dediqué a la familia.
—¿Cuál es la lección más grande que aprendiste en tu carrera?
—La lección más grande me la dio la vida: cada uno puede tener una opinión, pero si tenes la humildad y la cabeza, la vida misma te enseña mucho. Lo que te diga alguien uno lo respeta. Pero lo importante es lo que se aprende en cada momento.
—¿Qué es la fama para vos?
—Para mí la fama es algo que siempre voy a agradecer porque cualquier persona que trabaja y llega a “la fama” puede haber hecho algo bueno. No siempre. Ahora hablamos de algo lindo, y sí es el primer caso. La fama es sinónimo de encierro, no podes hacer nada. No podes salir, no podes ir a un restaurant, no podes hacer un montón de cosas. Yo ahora puedo. Pero en la época de oro era imposible. Una de cal y una de arena. Por un lado la lograbas y por el otro estaba presa de la fama, porque ni a tu balcón podías salir a tomar un mate. Eso me pasó siempre. Aprendí a tener templanza, entender donde me metí, y las consecuencias, por llamarla de alguna manera, son estas.
—¿Hay algún recuerdo puntual que te muestre lo lindo de tu profesión?
—Nombrar una es borrar 40 años de profesión. Viví muchas cosas hermosas con muchos compañeros. Tantos. Podría hablar horas y horas. Fue mucho tiempo, muchos años. Hace poco me enteré que Nancy Herrera, la esposa de Olmedo, me dijo: El Negro siempre le preguntaba sobre mí, que ella se fije si Adrianita esta cómoda, si esta feliz. Yo no sabía eso. No sabía nada de ese detalle. Y me hacía muy feliz. Seguramente lo hacía con mucha gente. Pero eso me pegó fuerte, sobre todo en este medio que es el espectáculo donde siempre voy a estar orgullosa y agradecida.