Beatriz Rojkés y sus hijos emitieron un comunicado en el que afirmaron que el exgobernador tucumano fue víctima de la “manipulación mediática”. También rechazaron la sentencia de Casación, que negó el pedido de excarcelación.
A un mes de la condena por abuso sexual, la mujer y los hijos del exgobernador de Tucumán José Alperovich emitió un comunicado para defenderlo luego de que el exsenador sufriera otro revés judicial y la Cámara Nacional de Casación confirmara la prisión preventiva. El político seguirá, de esta manera, detenido en la cárcel de Ezeiza.
Alperovich fue sentenciado a 16 años de prisión el 18 de junio por haber abusado sexualmente de su sobrina en reiteradas oportunidades, ocurridas entre diciembre de 2017 y marzo de 2018, tras un largo debate que se llevó a cabo en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires. El exgobernador fue considerado por la Justicia como “autor penalmente responsable del delito de abuso sexual simple reiterado en tres oportunidades, más dos hechos en grado de tentativa y otros seis hechos con acceso carnal”.
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El comunicado de la familia de Alperovich a un mes de su condena
La mujer y los hijos de Alperovich emitieron este jueves un comunicado en el que defendieron al exgobernador de Tucumán y tildaron de “cuento del tío” la denuncia por abuso sexual que recayó en su contra y consideraron que fue víctima de una farsa judicial y mediática.
“A un mes de la sentencia que no necesitó de un juicio y de que se concretara el engaño a toda la sociedad con el cuento del tío, nosotros, la familia de José Alperovich, seguimos más firmes que nueva en la lucha para demostrar su inocencia”, afirmaron.
“Una sentencia que no necesitó un juicio por ‘el cuento del tío’ y el temor al escrache pudo más que la Justicia”, sostuvieron y afirmaron que “se ignoraron todas las pruebas que demuestran que los hechos no ocurrieron”.
“Hay pruebas de que la denunciante ni siquiera estaba en dos de los lugares en donde dijo que fue abusada”, manifestó la familia del político, uno de los más poderosos de Tucumán. “Pasaron más de 80 testigos y ninguno de ellos dijo que vio algún tipo de abuso, ni siquiera un maltrato”, cuestionaron.
La familia Alperovich acusó asimismo a los medios de comunicación de haber construido un relato sensacionalista. “En esta causa con pequeñas partes de verdades se armaron las grandes mentiras pensadas para los titulares y para la repercusión mediática. Se usaron frases hechas y se armó todo un relato para los medios, como el cuento del ‘tío violador’ y la frase conocida por el caso Darthés: ‘mirá cómo me ponés’. Construyeron un caso mediático para influir en la sociedad y en la Justicia. Lo vendieron como ‘castigo a la impunidad del poder’, porque no podían demostrar ninguno de los supuestos abusos. Pero lo que cometieron fue el crimen imperdonable de meter a un inocente en la cárcel”, dice el comunicado.
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“Un ejemplo claro de esta operación es la mentira del ‘tío violador’. Una farsa que, junto a muchas otras, generó alta exposición en los medios. La pequeña verdad con la que se armó el ‘cuento del tío’ es que el diccionario de la Real Academia Española dice que ‘la hija de un primo es una sobrina segunda’. La verdad completa es que nuestra familia nunca tuvo ninguna relación. Nunca hubo vínculo, José la conoció cuando ella tenía 27 años”, sostuvieron.
El mensaje de la familia termina con una crítica a la Cámara de Casación por rechazar la excarcelación de Alperovich y consideraron que “vulnera gravemente la presunción de inocencia y el derecho a la libertad”. “Es absurdo que la sentencia exprese que José podría fugarse o permanecer oculto simplemente porque tiene plata”, denunciaron.
“Esperamos, como familia, como hijos, como padres, como ciudadanos en este país, que triunfe la verdad y se haga justicia”, concluyeron.
Una por una, las pruebas que condenaron a Alperovich
Como sucede en la mayoría de los casos de abuso sexual, el juez Juan Ramos Padilla tomó como elemento probatorio fundamental el relato de la víctima, ya que se trató de hechos que sucedieron en la intimidad y que no contaron con testigos oculares, es decir, con personas que los hayan presenciado.
El propio fiscal había insistido en que el testimonio que dio la denunciante fue “consistente y persistente a lo largo del tiempo”, lo que “fortaleció su credibilidad”. Este aspecto, según Abraldes, fue clave para “contrarrestar los argumentos de la defensa”, que intentó desestimar la denuncia y dijo que se trataba de un “relato armado”.
Pero este testimonio, a pesar del intento del abogado Augusto Garrido por desacreditar su veracidad de los hechos denunciados, fue constatado por las pericias psicológicas, psiquiátricas y ginecológicas que distintos profesionales de la salud le practicaron a la joven.
Por ejemplo, la psicóloga Mónica Herrán sostuvo que la denunciante presentaba un “daño psíquico” y un “trauma cristalizado” compatible con una víctima de violencia sexual. Además, dio detalles del mecanismo de disociación que advirtió en las entrevistas, ya que la chica denunció los hechos meses después.
También se tuvo en cuenta el testimonio de la ginecóloga que confirmó que la víctima tenía una lesión en sus genitales, compatible con una herida producida durante una actividad sexual violenta. Esta consulta médica se realizó dos días después del hecho más grave que fue denunciado en esta causa, que sucedió en la casa de Alperovich en El Corte, una localidad de Yerba Buena.
Ramos Padilla también escuchó durante el juicio a familiares y amigos de la denunciante, quienes aseguraron el abrupto deterioro físico y mental de la sobrina de Alperovich. Muchos declararon que la vieron más delgada, ya que había bajado unos 10 kilos, que tenía caída de cabello, ataques de pánico, decaimiento, insomnio, entre otros cambios que fueron significativos.
A su vez, extrabajadores de la campaña de Alperovich señalaron durante la ronda de testigos que advirtieron “actitudes machistas” por parte del acusado, como “chistes de mal gusto” o comentarios violentos y “subidos de tono” que le había hecho el exsenador a su sobrina, quien en ese momento trabajaba como su secretaria y era la persona encargada de armarle la agenda.
En este sentido, el fiscal describió la actitud de Alperovich como “patriarcal y mandona”, subrayando la asimetría de poder que existía entre el acusado y la denunciante, y cómo esta desigualdad fue utilizada para cometer los abusos.
Por último, pero no menos importante, se tomaron en cuenta las señales de las antenas de los celulares de la joven y el exsenador, que corroboraron que estuvieron en el lugar de los hechos, en los horarios que la denunciante dijo que sucedieron. Esto fue en un departamento ubicado en un complejo de cuatro edificios en Puerto Madero, en dos casas que Alperovich tiene en Tucumán, y en autos particulares del acusado.