Los ataques de spiroplasma llevan a reducciones o a la eliminación del maíz en la superficie por implantar, sobre todo en áreas del norte y centro del país. Avanza la recolección de los granos gruesos 2023/24 con dificultades climáticas, pero ya se pueden avizorar varias tendencias.
Las conclusiones anteriores surgen del webinar “Coyuntura y perspectiva agrícola en la Argentina y Brasil”, organizado por las consultoras AZ-Group, de nuestro país, y Hedge Agro, de Brasil, moderado por Diego Curat, director de la primera.
Las cosechas de maíz y soja avanzan en la Argentina, por ahora con más certezas para la oleaginosa que para el cereal por los efectos del spiroplasma. En soja se parte de un área por cosechar de 17,2M/ha, cuya recolección llegó al 11% a mediados de abril con un rendimiento de 36qq/ha. Nicolas Udaquiola, analista de AZ-Group, dijo que “las expectativas de producción se ubican en torno de 51M/t, muy superior a la de la campaña anterior (21M/t) y a la del ejercicio 21/22 (43,3M/t) y la del ciclo 2020/21 (43,1)”.
Los rendimientos fueron menores a los que se pronosticaban al momento de siembra por la miniseca de febrero, con las provincias de Chaco y Santiago del Estero como más afectadas. No obstante, “la cosecha de soja viene bien para cancelar saldos financieros pendientes de la campaña pasada”, se esperanzó Udaquiola. En maíz se parte de 7,2M/ha por cosechar, con un avance del 15% en la recolección.
Los cultivos tempranos representaron el 23% del total y hubo predominio de las siembras tardías (77%). El rendimiento promedio se sitúa por ahora en 88,4qq/ha, que darían lugar a una producción del orden de 49,5M/t, por encima de los 34M/t del año pasado pero muy por debajo de las estimaciones preliminares cercanas a 60M/t a causa de la escasez de humedad en febrero y de los ataques de spiroplasma.
Udaquiola dijo que “queda por delante ver qué pasa finalmente con los rendimientos en las zonas norte y centro de cultivo, muy afectadas por la difusión de la chicharrita”. Esta región comprende el 50% del área total sembrada con maíz y hay riesgo de afectación de entre 3 y 4,2M/ha, sobre todo para los cultivos sembrados a partir del 10 de diciembre.
La evolución de la plaga puede determinar nuevas reducciones en las estimaciones de producción nacional. Esto no significa siembra 0 en la región en el ciclo 2024/25, pero sí reconsideración de área y búsqueda de sustitutos regionales como algodón, girasol o sorgo.
A mediados de abril están vendidos solo 2,3M/t de soja de la campaña 2023/24, lo que representa el 4,6% de la producción potencial, frente al 13% del último año a esta fecha. “Es la campaña comercial más lenta de la historia por la incertidumbre económico-política y por las demoras provocadas por las lluvias de marzo y abril”, definió Udaquiola.
Las ventas del maíz al exterior hasta ahora superan levemente los 22M/t, mientras que los exportadores tienen comprados 14M/t. Por lo tanto, deberán seguir comprando y poniendo precio a la mercadería ya almacenada, con un marco de consumo interno de 17M/t y productores que van vendiendo solo lo necesario para pagar compromisos.
En maíz también se advierte comercialización muy lenta: se entregaron con precio 6,6M/t, que equivalen a 13% de la cosecha esperada, frente al 22% que resulta usual para esta época. Se prevé que el cereal va a seguir muy demandado por la exportación hasta mediados de año.
En el terreno agrícola “micro”, el experto dijo que “los granos perdieron capacidad de compra de insumos y su valor bajó respecto de la campaña anterior corregido por inflación. “Recién en los últimos días empezaron a mejorar las relaciones insumo/producto, básicamente por abaratamiento de fertilizante nitrogenado y herbicidas, aunque aún afectados por el Impuesto País”. Mientras tanto, hay elevados costos de labores y fletes medidos en dólares.
Hacia adelante, la campaña 2024/25 promete márgenes ajustados, con tendencia de los productores a volcarse a la soja, por menores costos y nulo riesgo de ataques de spiroplasma, sobre todo en el norte y centro del país.
El financiamiento de la campaña 2024/25 puede sufrir un vuelco en el tipo de moneda. “Si se va a un modelo que exige gran eficiencia productiva, fa financiación tendrá vínculo con la tasa del negocio y no con la potencial de devaluación del peso”, distinguió el experto.
Renta ajustada también en Brasil
Rafael Grings e Ismael Turban, directivos de Hedge Agro, informaron que la cosecha de soja ya alcanzó el 76,4% del área sembrada, con gran disparidad espacial de rendimientos. El rinde se ubica de 54,2 a 56,3 sacas por hectárea (una saca= 60 kilos) y daría lugar a una cosecha de 146,9M/t según la Conab o a 155M/t según el USDA.
La comercialización de la soja viene atrasada: alcanzó el 55% de la producción hasta mediados de abril versus el 71,5% de la media histórica. Las demoras tienen que ver con motivos climáticos y en el hecho de que los productores estaban capitalizados con soja almacenada a partir de las buenas cosechas anteriores.
El resultado económico de la soja 23/24 fue opaco: “la rentabilidad cayó a 2,51% por la reducción de precios, muy alejada de la del ciclo 2022/23 (29,2%) y la del ejercicio 2021/22 (76,8%)”, comparó Grings. Para la campaña 2024/25 se estima una rentabilidad del 3,07% con un rinde de indiferencia alto: 58,2 sacas por hectárea.
La comercialización de maíz brasileño alcanza 26% de la producción estimada, muy por debajo de la campaña anterior a igual fecha: 59,09%. El resultado económico es poco alentador para la campaña 23/24. Se calcula una rentabilidad del 10,8%, lejos de la del 2022/23 (42%) y de la 2021/22 (75,8%). “Para el ciclo 2425 podía ser negativa en -18,4% y el rinde de equilibrio treparía a 120 sacas por hectárea”, estimó Turban.
En este cultivo, en los últimos años se está generando una gran capacidad de producción de etanol como combustible puro. “En 2016 se creó la primera planta de este tipo y en 2024 ya hay 11. Es una demanda nueva que se está llevando una parte importante de la cosecha de maíz”, agregó.
Los resultados económicos del trigo brasileño no son alentadores para la siembra pero “se mantendría el área implantada por las grandes necesidades del cereal para consumo interno del país”, concluyó Grings.