Buena noticia para los activos argentinos. Después de nueve años, el país logró en junio pasado la recalificación a economía emergente por parte de la sociedad MSCI, una decisión que no pasa desapercibida en el sector financiero, ya que permitirá que ingresen al país flujos de dinero de entre US$3500 y US$10.000 millones (en los casos más optimistas), que tendrían un efecto derrame sobre el resto de la actividad económica. Esa decisión se llevó anunció hoy y se llevará a la práctica el 29 de mayo.
A nivel global hay miles de fondos de activos que basan sus decisiones de inversión en índices de referencia. Morgan Stanley Capital International (MSCI) es el proveedor número uno de la industria de fondos basados en índices negociados en bolsa. Por lo tanto, lo que dijo MSCI impacta directamente en el destino que tendrán millones de dólares de inversiones financieras.
Para un mercado argentino que en los últimos meses estuvo escaso de divisas internacionales, la llegada de dólares frescos podría aliviar la presión sobre el tipo de cambio y reducir la volatilidad cambiaria.
Pero además permitiría ampliar la cantidad de financiamiento disponible para que más empresas puedan acceder al capital a un costo más barato, un beneficio no menor para un mercado financiero que está lejos del potencial que tiene la Argentina acorde a su PBI.
“Entrar a emergente significa que ingresa más dinero para invertir en acciones argentinas, lo que a su vez permite que salgan nuevas empresas a la bolsa. Es un método más de financiación que abre la puerta a bajar el costo de capital para las empresas”, explica Mariano Sardáns, CEO de FDI.
“Además, la recalificación permite que fondos institucionales que solo pueden invertir en emergentes tomen como alternativa los bonos argentinos. Eso hace subir de precio los activos y, por lo tanto, cae la tasa de financiación. Entonces, el Gobierno puede emitir bonos a un costo más bajo, lo que le permite reestructurar la deuda vieja a un valor más barato y pagar menos intereses. Si el Gobierno se financia más barato, también lo hacen las empresas y las personas”, agrega.
Así como en los últimos días el mercado se derrumbó ante el rumor de que la Argentina no sería incluida en el índice MSCI, el año pasado ocurrió exactamente lo contrario: el rendimiento de los activos locales creció ante la expectativa de que el país podía ser emergente, lo que finalmente no ocurrió.
¿Qué cambió un año después, luego de que el MSCI dijera que “hace falta más tiempo para ver si los cambios en el mercado argentino se mantienen hasta ser considerados irreversibles”?
“Con respecto a lo que se había criticado el año pasado, en el camino hubo una elección de medio término que ganó el oficialismo. Además, todas las políticas que se llevaron adelante fueron en una dirección de más economía de mercado y de menos intervención, que es lo que se está evaluando: que los inversores tengan libertad de entrar y salir del mercado”, señala Eduardo Ganapolsky, director de Proficio Investment, que estima que la recalificación podría significar el ingreso de fondos por US$3500 millones.
“El
acuerdo con el FMI y el ingreso al índice de emergentes del MSCI está dando una señal al mundo de que la Argentina está transitando un camino adecuado. Esto va a cambiar el ánimo inversor, porque muestra otro apoyo más de nivel internacional”, añadió.
Por lo tanto, la decisión del MSCI es importante por cómo está estructurado el mercado de capitales en el mundo y la industria del manejo de activos.
“La mayoría de los fondos, en donde está el dinero grande, siguen a un índice de referencia. Hay muchos fondos a nivel mundial que invierten en la activos de mercados emergentes. Si la Argentina logra entrar en esa categoría, los gestores van a tener que incorporar activos argentinos en sus portafolios. Esto se hace efectivo un año después de lograrse la calificación, pero muchos otros inversionistas independientes pueden anticiparse a comprar acciones y bonos nacionales”, concluyó Carlos Hourbeigt, director de la Comisión Nacional de Valores (CNV).