En los tiempos modernos y globalizados, la adicción al celular puede generar múltiples problemas pero los especialistas que advierten sobre los posibles inconvenientes jamás hubieran imaginado que un deportista profesional podría ser descalificado por su obsesión con su teléfono.
El judoca portugués Anri Egutidze protagonizó una de las acciones más ridículas de todos los tiempos: fue descalificado del Grand Slam de judo que se desarrolla actualmente en Bakú, Azerbaiyán, cuando en pleno combate contra el sueco Robin Pacek se le cayó su celular sobre el tatami.
Egutidze, campeón del Abierto Europeo de Madrid 2016, había salido con el celular guardado en su judogi. Trece segundos después de comenzada la batalla, su teléfono cayó sobre el tatami y provocó la reacción de Pacek, quien asombrado levantó el aparato y se lo mostró al árbitro que decidió parar el combate para aclarar la situación.
Finalmente el árbitro descalificó a Egutidze, quien quedó eliminado en la segunda ronda del Grupo A de la categoría -81 kilos. El sueco Pacek consiguió un triunfo en la siguiente ronda y cayó en la definición del Grupo A, lo cual le permitió disputar el repechaje en busca de un bronce que no consiguió porque perdió en el debut frente al ruso Alan Khubetsov. El israelí Sagi Muki se adueñó de la medalla de orom en una definición que Egutidze habrá visto desde su celular.
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