Miami Open: los cambios que llegaron con la mudanza a la casa de los Dolphins
MIAMI – El
Masters 1000 de Miami
vive en esta edición 2019 una metamorfosis jamás imaginada por Butch Buchholz -el creador de la criatura tenística- cuatro décadas atrás. En aquel momento tuvo la visión de transformar un basurero de Crandon Park, una de las zonas más exclusivas de Key Biscayne, en uno de los más grandes torneos de tenis, que albergó el año pasado a más de 300.000 espectadores.
Si bien ya dejó de ser el director general del torneo (ahora es el rol del extenista James Blake) Buchholz se mostró muy entusiasmado con la mudanza del Abierto de hombres y mujeres del circuito a la casa de los Miami Dolphins, la franquicia de fútbol americano que supo liderar el mariscal de campo Dan Marino. Justamente el
quarterback ya hace muchos años le dio el nombre a uno de los muchos boulevares de acceso al Hard Rock Stadium, el escenario central del Miami Open.
Por la primera rueda de Miami, Leonardo Mayer le ganó al sueco Mikael Ymer por 4-6, 6-3 y 6-4. Con este resultado, habrá duelo argentino en la segunda ronda entre el correntino y Guido Pella. Este viernes juegan Federico Delbonis vs. John Millman y Guido Andreozzi vs. Fabio Fognini.
“El estadio es de primera clase mundial y estoy sorprendido de lo que ocurre fuera de él, donde la gente disfruta de una comodidad que no teníamos”, dijo Buchholz a los medios en la inauguración de la competencia. Para entender el trabajo de ingeniería que realizaron en los últimos meses, es como si se hubiese montado una suerte de mini Bombonera dentro del corazón del escenario de fútbol americano, quedando apenas uno de los laterales con las ubicaciones preferenciales y los palcos.
Si bien la mayoría de las máximas estrellas (el serbio Novak Djokovic, el austríaco Dominic Thiem, la japonesa Naomi Osaka y la estadounidense Serena Williams, que además es una de las dueñas de los Dolphins) se manifestaron a favor del cambio por considerar que es una manera de innovar y acercar nuevas audiencias al tenis. Otros, como Roger Federer expresaron un dejo de nostalgia (y hasta cierta tristeza) por haber abandonado en Key Byscaine un “capítulo histórico del deporte”. El suizo, ya convertido en leyenda, con sus 100 títulos en el circuito, no perdió un segundo y apenas bajó del avión que lo trajo de Indian Wells se fue directamente a conocer la nueva sede.
“Pensé que la mudanza era una propuesta audaz… Jugar en un estadio de fútbol americano y crear algo muy diferente, que no hayamos visto antes. Es una idea valiente que puede traerle muchos beneficios para nuestro deporte”, destacó Djokovic.
En lo que sí coinciden la mayoría de los jugadores es en las diferentes condiciones para competir que ofrece la cancha central del Hard Rock Stadium, más allá de que la superficie es la misma que se utiliza desde 1984, con un cambio cromático adecuados al celeste de los Dolphins. ¿Cuáles son esas diferencias? Los fondos y costados de la cancha son amplísimos (al estilo del Philippe Chatrier de Roland Garros), después de las 13 la pista central no tiene luz directa del sol y unos toldos generan sombra en la cancha, lo que complica mucho la tarea de los jueces de línea y umpires. Además, el hecho de que no haya viento produce la sensación de estar en un escenario
indoor.
Hasta algunos jugadores locales, como Sloane Stephens -campeona en 2018- sufrió las consecuencias del cambio de escenario. En el contacto con los medios, la norteamericana no tuvo problemas en admitir que deambuló con su auto durante un buen rato por la zona del Hard Rock Hotel y Casino al no saber que el escenario del mismo nombre estaba ubicado a unos 20 minutos de allí, en Miami Gardens.
El lujo oculto del Miami Open
Debajo de una de las tribunas laterales del Hard Rock Stadium (14.000 espectadores) se ubica uno de los espacios más exclusivos y reservados del Miami Open, el Club 72. Fue bautizado así por la “llamada temporada perfecta” de los Miami Dolphins, el equipo local de fútbol americano que logró la todavía imbatible marca de postemporada de 14 partidos ganados y ninguno perdido. Rodeado de tiendas con grandes marcas y perfumado con el aroma de fragancias internacionales, el club cuenta con las mejores ubicaciones del estadio central (asientos de avión en primera clase, frigobar y pantalla propia de alta definición en la cancha -con repeticiones exclusivas de las jugadas-, entre otros lujos), estacionamientos exclusivos (donde se aprecian los últimos modelos de Ferrari, Porsche, Maserati y otras marcas de altísima gama) con salidas rápidas y gastronomía internacional todo incluido.
Además del club, el estadio integra boxes al mejor estilo de un living con las mismas comodidades, The Nine, suites privadas para 20 personas con ventanales panorámicos de la cancha central y las “cabana”, que también cuentan con accesos premium a las ubicaciones más privilegiadas del Grandstand, el segundo escenario de la competencia con 5.191 localidades. Los principales patrocinadores del torneo mudan allí sus reuniones de negocio, y entre presentaciones y revisión de objetivos se sientan a disfrutar de un verdadero espectáculo como si estuvieran en el cine o el teatro.
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