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El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, no parece ser un hombre con mucha suerte. Desde que tomó la investigación para determinar si hubo extorsión por parte del falso abogado Marcelo D’Alessio contra empresarios para no involucrarlos en el caso de los cuadernos, le suceden percances insólitos. Hace diez días, por ejemplo, cuando quiso enviar desde su juzgado el pedido de indagatoria a Carlos Stornelli le avisaron que en esa Fiscalía porteña no funcionaban el fax ni Internet. Entonces, decidió enviar a un policía de la delegación de Dolores en un micro regular para que entregue la citación en mano a Stornelli. Ayer, Ramos Padilla no pudo realizar la ampliación de indagatoria a D’Alessio porque el Servicio Penitenciario Federal le informó que no disponía de recursos (combustible) para trasladarlo desde el Penal de Ezeiza hasta Dolores. El juez decidió que le tomará declaración el viernes por videoconferencia. Y ahí sabrá si “no hay dos sin tres”o si “la tercera es la vencida”.