Gallo
Nuestra opinión: buena
Dramaturgia y dirección: Nacho De Santis.
Intérpretes: Adriana Ferrer, Luis Gutmann, Valentino Grizutti y Juan Cottet.
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez.
Luces: Ricardo Sica.
Teatro: Espacio Callejón.
Funciones: viernes, a las 20.
Para asombro de muchos, de un tiempo a esta parte, el off abandonó las historias de ciudad para centrarse en el campo. La vida aparentemente tranquila, el tiempo en estado puro, la naturaleza que acecha, los animales más a mano y unos buenos temas variados que surgen de estos encuentros que a veces se convierten en choques. Esto sucede en la nueva obra que escribió y dirige Nacho De Santis.
Un gallinero en medio de la escena derriba cualquier duda sobre el tono y el espacio en el que De Santis trabaja su pieza. Con mezclas de su propia historia, construye una trama que tiene el campo como telón de fondo, pero que anida temas más profundos: el despertar sexual, las amistades de la adolescencia y las relaciones turbulentas intrafamiliares que Julián, el protagonista de este cuento, tiene con su entorno.
Con elementos que rozan lo fantástico y que le imprimen un sesgo particular, la obra aborda la historia de amor de un joven en medio de una familia que descree absolutamente. Hasta tal punto que su madre (gran labor de Adriana Ferrer), lo cree una enfermedad incurable, así se lo ha transmitido su padre. Ambos abatidos porque el tiempo los curtió, les sacó las sonrisas y en su lugar quedó un dolor mezclado con desconfianza. Aun así, Julián puede ser amoroso y dulce con Marcos, su vecino. El clima que logra De Santis es profundo y sostenido, con actuaciones contundentes. Por momentos, sin embargo, el texto titubea a la hora de elegir el rumbo. Si es acaso la historia de Julián en su pubertad, de la hostilidad de este pueblo campestre o de una familia en ruinas.
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