A las mujeres les sobra talento y desde siempre han hecho historia en el rock. Aún con una industria y un mercado en contra o que favorece principalmente a los hombres.
“Tocás tan bien como un hombre”, “Yo sé como tenés que usar tu bajo”, “No creo que hagas solos de guitarra”, parecen sólo frases pero detrás esconden años de una cultura machista que ha sido sembrada por el patriarcado. Casi un 80% de los números artísticos en festivales no contemplan a ninguna mujer como protagonista, reveló hace pocos días un informe realizado por “Ruidosa”, una plataforma, festival y comunidad feminista que promueve “el empoderamiento de mujeres en la música y las industrias creativas”, llevado adelante por la cantante, compositora e instrumentista chilena de pop-rock, Francisca Velenzuela.
“Ruidosa” analizó 66 festivales de la región entre 2016 y 2018 y descubrió que la participación de mujeres no supera un cuarto de los números artísticos. El informe salió a la luz horas después de que José Palazzo, productor de Cosquín Rock, uno de los espectáculos de rock más importantes del país, dijera que “no hay suficientes mujeres con talento a la altura” del festival. “Es un subnormal. Tal vez sea un pensamiento general, pero en particular estamos hablando de una persona muy desagradable”, le expresó a Crónica la cantante Claudia Puyó, una de las figuras más reconocidas y respetadas del género. Puyó, quien canta como solista, con bandas y con otros artistas desde que tiene 15 años, aseguró: “En la Argentina, y tal vez en otros lados del mundo también, la mujer gana menos dinero en el mismo puesto que un hombre en cualquier rubro, y así también es tratada”. Para Puyó “Argentina, en particular, es un poco machista, pero conmigo los músicos siempre se comportaron como caballeros. Hago música desde que soy muy pequeña. Lo que sí me costó, y me cuesta, es que en general está todo manejado por empresas y es muy difícil hacer la música que uno quiere, poder ser independiente, si no sos parte del establishment”, explicó.
“Yo sigo para adelante, como ser humano antes que nada, y también como mujer. Me parece muy bien que la gente en general defienda el lugar donde está, la mujer ha sido muy ninguneada, tampoco me gustan las exageraciones”, aseguró Puyó.
En 2017 Argentina tuvo “la peor representación de mujeres artistas en el escenario, con sólo un 13.2%, incluyendo a solistas y bandas mixtas, en los festivales Personal Fest Verano, Lollapalooza Argentina y Cosquín Rock. El mejor desempeño en cuanto a presencia femenina en el escenario lo consiguió Estados Unidos con el festival Ruido Fest, que alcanza un 33.3%. El mismo festival fue el que tuvo mayor presencia femenina en 2016, llegando a un 35.4%”, analizó LatFem, un medio de comunicación feminista integrado por una red de corresponsales y especialistas en todo el territorio latinoamericano.
“En la Argentina, y tal vez en otros lados del mundo también, la mujer gana menos dinero en el mismo puesto que un hombre en cualquier rubro, y así también es tratada”
“Hay una gran diferencia de varones en el escenario en relación a las mujeres, que no siempre responden a esos argumentos que dan los productores como que las mujeres no cortan tickets o que no hay calidad musical, sino que corresponden a que la industria musical es minada por varones”, dijo Romina Zanellato, periodista especialista en rock, colaboradora de la revista Rolling Stone y Billboard. “En general no les interesa darle espacio a las mujeres. Hay un ecosistema en la música donde el mejor rol que le encuentran los hombres a las mujeres es el de fan, y en el imaginario ese es el rol que tiene”, aseguró Zanellato y agregó: “Cuando las mujeres entran a competirles en espacios a los hombres, o son consideradas como un fenómeno aislado o las expulsan por lo disruptivo”. Para Zanellato, lo que dijo Palazzo corresponde a una lógica de mercado a la que él abona: “El Cosquín Rock era un festival históricamente de machos y de rock barrial, que es completamente masculino. Son los mismos dinosaurios desde siempre que tocan ahí, el rock chabón. Creo que lo que está haciendo es decirle a su público que él no va a cambiar. Él está asegurándose su mercado”.
Érica García es compositora, conductora, cantante, actriz y participó del primer Cosquín Rock y también creó en el 2000 el primer festival de rock femenino llamado Rosa, Rosa. “Hay mujeres buenísimas haciendo música, y aunque no las hubiera tenés que sumarlas igual para cambiar la educación machista que tenemos”, expresó.
“Cuando las mujeres entran a competirles en espacios a los hombres, o son consideradas como un fenómeno aislado o las expulsan por lo disruptivo”
Las cosas están cambiando para las mujeres, los reclamos por las injusticias se están haciendo escuchar y si de hacer escuchar se trata, suenan las voces de las músicas que desde siempre han dado la nota en la historia del rock nacional. Todas y cada una de ellas, desde su lugar y como pudieron. García se reconoce con un carácter particular y si a ella no la llaman para un festival, ella misma va a buscarlos. “Siempre me manejé con hombres, toqué con hombres, produje con hombres, he hecho hasta programas de rock con hombres, y siempre me trataron normal. Nunca tuve ningún problema”, aseguró, pero entiende que ninguna mujer es igual a otra. “Aprendí a solidarizarme con la que no puede porque yo también puedo no poder en algún momento. Solidarizarme y empatizar con quien sufre y no sentir que si yo pude las demás también porque es triste y es seguir acentuando la educación patriarcal”, explicó García.
Según cuenta Puyó, no sufrió ningún tipo de acoso o episodio violento, como tampoco lo vivió García. “Aunque lo estuve esperando. Cuando tocaba con Mata Violeta, mi trio de chicas, esperábamos salir y que nos escupan o que nos hagan algo porque en esa época se escupía. He visto en La Falda Rock como la escupieron a Fabiana Cantilo y fue terrible. O como le tiraron barro y lastimaron a Calamity Jane, una banda de chicas que fueron teloneras de Nirvana, y fue tristísimo. Siempre esperábamos que nos pase algo así pero por suerte nunca me pasó ni en banda ni como solista. Siempre hubo respeto”, contó. Las declaraciones despectivas de José Palazzo no las doblegó, por el contrario las empoderó: “Le propuse a Palazzo volver a hacer el festival y estamos en tratativas. De ahí puede llegar a salir algo bueno y que puede ser un gran augurio de que las personas pueden cambiar, pueden entender y revertir estas situaciones de maltrato y de ninguneo que vivimos las mujeres”, contó entusiasmada García y concluyó: “Ojalá que nos entendamos y podamos organizar cosas juntos, y que pueda influir en este cupo de mujeres que tiene que haber en los festivales, sobretodo en el Cosquín Rock que es de los más grandes del país y de Latinoamérica”. Son músicas. Son muchas, son distintas. Van solas o en banda, de chicas o mixtas. Cada una brilla con luz propia, cada una suena con su identidad. Cada una de ellas también es rock.