Al cabo de su primera gestión presidencial,
Mauricio Macri
tendrá poco que mostrar en el plano económico. Lo cual lleva a muchos a calificar duramente la totalidad de su presidencia. Es curioso, porque en la lista de grandes presidentes argentinos del siglo XX aparecen Arturo Frondizi y
Raúl Ricardo Alfonsín
, cuyos resultados económicos tampoco resultaron satisfactorios. ¿Sobre la base de qué hay que evaluar una presidencia?
Sobre esto entrevisté al canadiense Henry Stanley Ferns (1913-1992), quien a mediados de la década de 1960, estudiando en el Trinity College, de Cambridge (Inglaterra), se interesó por el caso de su país y también por el de la Argentina. Esto último no es tan extraño, dado que la Argentina, Australia y Canadá son ejemplos de lo que se denominó “la economía de los espacios abiertos”. Algunos argentinos, como Miguel Ángel Asensio, estudiaron Canadá.
-Su interés académico por la Argentina no fue puramente circunstancial.
Así es. Fruto de tal interés son algunos de mis libros, como
Inglaterra y Argentina en el siglo XIX, publicado en 1960;
Argentina, publicado en 1969, y
La República Argentina, 1516-1971, que vio la luz en 1973. Un caso parecido al mío es el del norteamericano Robert A. Potash, quien en tres tomos se ocupó de la relación entre los militares y la política en la Argentina entre 1928 y 1973.
-¿Qué indicadores se miran para evaluar una gestión económica?
-En general, la variación del PBI y el empleo, la tasa de inflación, etcétera. En términos específicos, la distribución del ingreso, la pobreza e indigencia, etcétera.
-¿El precio del
dólar
, la balanza comercial?
-Son variables instrumentales, que tienen que estar al servicio de los objetivos generales o específicos.
-¿Alguna otra recomendación, referida a cómo interpretar los resultados?
-Una fundamental. Dada la inestabilidad institucional de su país, los períodos son muy cortos. Pues bien, el comportamiento del PBI de corto plazo no siempre es un buen indicador de la calidad de un gobierno.
-Deme un ejemplo.
-Entre 1958 y 1961, los años de la presidencia de Frondizi, el PBI aumentó 1,4% equivalente anual, mientras que entre 1963 y 1965, los años de la presidencia de Arturo Illia, subió 9,7% equivalente anual. Nadie puede pensar que, en términos económicos, la presidencia de Illia fue “cuatro veces más” que la de Frondizi.
-¿Cómo se explica esto?
-Illia, al igual que
Néstor Carlos Kirchner
, pudieron mostrar fuertes reactivaciones económicas, porque aprovecharon grandes inversiones en infraestructura realizadas por el gobierno anterior y mejoras en las condiciones externas. Pero tanto en 1966 como luego de 2008 el producto bruto dejó de crecer.
-¿Y el caso de Alfonsín?
-En el plano económico lo mejor que hizo fue el Plan Austral, implementado a mediados de 1985, pero abandonado un par de años después. Más allá de que se trata de un episodio menor, a propósito de lo que usted me pregunta cabe consignar que, producto de la hiperinflación que se desató durante el segundo trimestre de 1989, tuvo que adelantar el cambio de autoridades, entregándole la presidencia a
Carlos Saúl Menem
el 8 de julio y no el 10 de diciembre de 1989.
-¿Y entonces?
-Frondizi integra la lista de grandes presidentes argentinos porque volvió a insertar a la Argentina en el mundo, con ayuda de Rogelio Julio Frigerio consiguió el autoabastecimiento petrolero, etcétera. En condiciones político-institucionales harto difíciles y como bien describía Rodolfo Martínez, comportándose como un estadista en marzo de 1962.
-¿Y Alfonsín?
-A fines de 1983 comenzó un régimen democrático, que a Dios gracias todavía les dura. Quienes critican las leyes de obediencia debida y punto final, como su discurso vespertino del domingo de Pascua de 1987, no tienen idea de lo que significa luchar para salvar un régimen, contra todo tipo de presiones, y bajar los decibeles para evitar derramamientos de sangre.
-¿Qué me quiere decir?
-Que la evaluación de una gestión presidencial se nutre de muchas variables. Frondizi y Alfonsín tienen muchos méritos para ocupar el lugar que ocupan en la historia argentina, más allá de los resultados económicos generados durante sus respectivas gestiones.
-Y de Juan Domingo Perón ¿qué me dice?
-Según el PBI, el período 1946-1955 se divide tres tramos, de aproximadamente igual duración. El primero, de fuerte crecimiento; el segundo, de estancamiento, y el tercero, de ajuste. En 1952, obligado por las circunstancias, aplicó un plan de ajuste.
-¿Al presidente Macri le puede ocurrir algo parecido a lo que les pasó a Frondizi y Alfonsín?
-Usted dijo puede. Puede alude a posibilidad y por consiguiente nunca hay que descartarlo.
-Pero entonces ¿debería “tirar la toalla” en materia económica?
-Quien tiene la máxima responsabilidad ejecutiva de un país, una empresa, una familia, etcétera, tiene que insistir en lograr sus objetivos, de manera ininterrumpida. Piense en Winston Churchill, quien durante la Segunda Guerra Mundial actuaba sobre la base del siguiente principio: “Con este h. de p. de Adolf Hitler no vale la pena hablar, así que o él termina con nosotros o nosotros con él”.
-Don Henry, muchas gracias.
Esta nota se encuentra cerrada a comentarios